Miss Distopía

Este texto empieza con una aclaración: no es una crítica a Sheynnis Palacios, no es ella la distopía. Por el contrario, una persona que saca su voz por la salud mental hace una diferencia, especialmente por la fortaleza de hablar de sus experiencias privadas con respecto a ansiedad y autolesiones. La distopía es una suma de aspectos del contexto y el concurso, que es por sí mismo distópico. 

El concurso pone a las mujeres a competir entre ellas por una cierta idea de belleza y por la gracia para mostrar prendas de lujo en un show que fue hasta 2015 propiedad de Donald Trump. En 2022 Miss Universo fue comprado por primera vez por Anne Jakrajutatip, una mujer trans. Este año el show/concurso tuvo por primera vez mujeres madres y de talla grande. Además, participaron dos mujeres trans, aunque la comunidad trans tenía la posibilidad de participar desde 2012, y en 2019 ya hubo una concursante trans. La decisión de las mujeres de participar en modelaje, en el concurso, o actividades similares es una decisión individual, ellas no son la distopía.

Este año el concurso ocurrió, en inglés, en El Salvador. Estremece pensar que mujeres de tantos países estuvieran concursando entre ellas en un territorio donde los cuerpos de las mujeres trans y cis sufren tantas violencias. 

El Salvador es el país en juicio ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos por la muerte de Beatriz, su embarazo inviable fue priorizado antes que su condición de salud delicada. El Salvador es el país del que tuvo que huir María Teresa Rivera, la primera persona en recibir asilo político por derechos reproductivos (cuya historia pone en entredicho la mirada androcéntrica de los derechos humanos). Es el país que encarcela a mujeres por emergencias obstétricas. Es uno de los países con mayor penalización del aborto, con hasta de 50 años de cárcel

El Salvador no reconoce la identidad de mujeres trans y hombres trans. Mujeres trans migran por inseguridad, por no poder ser ellas mismas (lo mismo para la comunidad LGTBQ+). Sufren una discriminación grande en su vida diaria. Y todos estos datos solo pensando en género, faltaría hablar de las otras violaciones de derechos humanos, por ejemplo, en nombre de las maras

El Salvador es también un país donde las mujeres continúan luchando para que vuelvan a casa quienes fueron encarceladas injustamente. La esperanza actual es que el Caso de Beatriz cambie el futuro del aborto en toda América Latina. El Salvador es un país donde las niñas también luchan, diciendo “queremos ser niñas, no madres”

Este año el concurso lo ganó Sheynnis Palacios, una mujer nicaragüense. Nicaragua es un país con heridas abiertas de los crímenes políticos recientes, que desde 2018 (y antes) resiste. Es el territorio que Daniel Ortega y Rosario Murillo tratan como su finca, con el primero como el patriarca autoritario. Hablar de salud mental como lo hace Sheynnis Palacios es especialmente importante en un contexto de tanta violencia como Nicaragua –incluso si esta no fuera la intención de Palacios–. Me eriza la piel pensar en las niñas, jóvenes, y mujeres del país, cada vez que cierran universidades y se ven forzadas a huir las líderes. La esperanza está en la lucha que siguen dando, desde Nicaragua y desde donde sea que estén con la Red Feminista por Nicaragua, las mujeres de esta tierra que luchan por la vida –como dice la cantante nica Ceshia Ubau en el tema que comparto en seguida:

El Salvador y Nicaragua son parte de Centroamérica y El Caribe. Las mujeres del concurso estaban situadas en un territorio donde los cuerpos de las mujeres no son respetados. Estaban situadas en la región con una ola regresiva que nos aprieta el pecho a las mujeres. Nuestras heroínas luchan contra el feminicidio, los abusos en las maquilas, y la vida digna para las mujeres. Acá hasta las niñas salen a manifestarse para no ser tocadas. Estas mujeres estaban situadas en un territorio donde Nos Queremos Vivas y se lucha por ello a diario: 

Cuando a Sheynnis Palacios le preguntaron, en la ronda final del concurso, que si pudiera ser alguna mujer de la historia quién sería, ella respondió “Mary Wollstonecraft”, una proto-anarquista feminista. Ojalá Palacios saque la voz y hable de esta distopía regional, que sea una voz en el coro por los derechos de las mujeres de Centroamérica y el Caribe. 

Autorxs

fotografía Silvia Rivera Alfaro
Perfil | Publicaciones

Silvia es estudiante del doctorado en Latin American, Iberian and Latino Cultures en The Graduate Center (CUNY). Cursó el certificado en Interactive Technology and Pedagogy en la misma institución. Tiene una Maestría en Lingüística y un Bachillerato en Filología Española, ambos por la Universidad de Costa Rica. También se dedica a la narrativa visual y la ilustración.

1 comentario en «Miss Distopía»

  1. Primera vez en mi vida que le tomo atención a un consurso de belleza. No sé si es pura fachada para generar polémica y tirarle una Granada al autoritarismo de Ortega y una bomba de opio y alegría al pueblo. Lo cierto es que como mujer latinoamericana, nos alegramos mucho de no solo ser vistas en un concurso, sino de haber mostrado otras dimensiones de la belleza y aplaudo de pie que a pesar del contexto, se haya reconocido el valor de la lucha. Muy interesante las ideas de Palacios, que su imagen se haga voz que avive conciencias y transforme realidades.

Los comentarios están cerrados.