Las palabras que usamos y los silencios que se imponen al hablar de la menopausia

Julie Walters, Meryl Streep y Christine Baranski en una escena de ‘Mamma Mia!’. IMDB

En un inolvidable episodio de Verano Azul, Tito anunciaba a la pandilla la llegada de la primera menstruación de su hermana Bea: “Mi madre le ha dicho a mi padre que Beatriz es mujer desde hoy”. Su amigo Piraña respondía asombrado: “¿Y lo de antes no sirve?”.

Si la llegada de la regla nos eleva al estatus de mujeres, ¿qué ocurre cuando se retira? ¿Nos convertimos en seres asexuados? ¿Nos evaporamos? La menopausia es todavía hoy un tema tabú en muchos contextos, incluido el familiar.

Las madres preparan a sus hijas para su primera regla, pero es mucho menos frecuente que más adelante les hablen de su propia experiencia con la menopausia, a pesar de ser una fase igualmente relevante de sus vidas.

La menopausia ha sido silenciada durante siglos, pero cuando este silencio se rompe a menudo es para presentarla desde una perspectiva negativa. Una simple búsqueda de esta palabra en Google Images nos muestra cómo la asociamos al sufrimiento (sofocos, dolores, ansiedad), al inexorable paso del tiempo y a su tratamiento médico.

Imágenes, mayoritariamente, de diferentes mujeres con gestos de dolor.
Esto es lo que muestra Google en imágenes al buscar el término ‘menopausia’. Google Images

Investigar el lenguaje que usamos para hablar de la menopausia en diferentes contextos puede ayudarnos a comprenderla mejor y a descubrir algunos sesgos socioculturales que a menudo nos pasan desapercibidos.

El discurso biomédico sobre la menopausia

Hablar de la menopausia en el entorno médico ha implicado utilizar metáforas reduccionistas y patologizantes que la equiparan con enfermedades mentales (neurosis, a comienzos del siglo XX) o con fallos orgánicos (ovárico, hormonal).

La menopausia se ha entendido como un problema que debe corregirse. Hasta se ha llegado a comparar con la obsolescencia programada. Y así se sugiere que el cuerpo de la mujer deja de ser funcional al cesar la menstruación, dando comienzo al declive, la pérdida de valor y la vejez.

En este contexto, expresiones como “la edad crítica” o “el climaterio” refuerzan su visión negativa, como si, a su llegada, las mujeres debiésemos entrar forzosamente en la unidad de cuidados intensivos.

Un estudio reciente de más de 600 textos biomédicos ha identificado un predominio de palabras asociadas a emociones negativas en este ámbito. También constata la abundancia de metáforas que presentan a las mujeres como “víctimas” de una “enfermedad” caracterizada por fluctuaciones hormonales y emocionales, pérdida de identidad y calidad de vida (sofocos, ansiedad, e insomnio).

El lenguaje biomédico ha dado voz y respuesta a las inquietudes de muchas mujeres que viven la menopausia con distintas experiencias físicas y emocionales. Sin embargo, también ha reforzado los estereotipos negativos sobre ellas y promovido actitudes socioculturales negativas hacia el envejecimiento.

Chinnapong/Shutterstock

Ejerciendo presión sobre las mujeres para encajar en estándares irreales de juventud y belleza, el discurso biomédico ha favorecido la promoción generalizada de la terapia hormonal sustitutiva, frecuentemente presentada como un “elixir de la juventud”.

Este lenguaje homogeneizante sobre la menopausia choca frontalmente con las perspectivas feministas que resaltan su naturaleza única y personal para cada mujer. También contrasta con numerosos estudios interculturales en los que emergen visiones más diversas y menos patologizantes.

Mientras algunas culturas carecen incluso de una palabra para nombrarla, en otras su significado varía enormemente. En Occidente, se asocia con una fase crítica y conflictiva para la mujer. Sin embargo, en sociedades orientales y matrilineales, representa una etapa de mayor autonomía y de alto prestigio social.

¿Qué dicen las mujeres?

Una investigación sobre el lenguaje de las mujeres británicas en sus conversaciones sobre la menopausia revela que utilizan metáforas maleables que les permiten expresar experiencias muy diversas y cambiantes.

Entienden ese periodo como un viaje con muchas estaciones. El camino a veces está lleno de baches y túneles. Otras veces se asemeja a una montaña rusa, a una larga travesía por un mar embravecido o a un breve paseo por aguas pantanosas. Y en ocasiones se trata de un viaje de autodescubrimiento, un trayecto lento por carreteras secundarias, en el que no hay fecha límite, que permite disfrutar del paisaje sin preocupaciones.

También entienden la menopausia como una fuerza negativa. Esta impacta sobre ellas sin previo aviso trayendo el caos a sus emociones, a su estabilidad mental y a sus relaciones familiares y sexuales.

Retratos de diferentes mujeres.
Cada mujer tiene una menopausia diferente. New Africa/Shutterstock

Sin embargo, esa misma fuerza a menudo se torna positiva. Las saca de su zona de confort, les obliga a repensar sus necesidades y a ponerlas en primer lugar después de años de cuidados familiares. La menopausia les empuja al autocuidado y cambia el rumbo de sus vidas para mejor.

Durante su viaje a través de la menopausia muchas refieren sensaciones de pérdida de identidad mediante la metáfora del yo dividido: “Dejé de sentirme yo misma […] como si un alienígena se hubiese apoderado de mi cuerpo”. Pero esa misma metáfora les sirve para expresar los efectos positivos de la transformación que la menopausia finalmente ejerce en su persona: “Me sentía como si fuera una nueva yo y era maravilloso”.

El lenguaje que utilizan las mujeres para hablar de esta fase vital presenta un escenario mucho más diverso y equilibrado que el que emerge del discurso biomédico. Incluye tanto los problemas físicos y emocionales asociados a ella como sus beneficios (liberación de la menstruación y de embarazos no deseados, final de la fase de crianza y cuidados familiares, recuperación de autonomía y libertad).

Los silencios también hablan

Los efectos físicos y psicológicos de la menopausia pueden convertirse en un obstáculo laboral o en la causa de la pérdida de su empleo para algunas mujeres. En el Reino Unido varios fallos judiciales han reconocido explícitamente esta etapa de la vida como una fuente “invisible” de exclusión del mercado laboral.

Un estudio comparativo sobre el discurso judicial revela que en España, por el contrario, las referencias explicitas a la menopausia en juicios de incapacidad laboral de mujeres en este periodo son escasas.

La base oficial de datos CENDOJ, cuya función principal es gestionar, procesar y difundir la jurisprudencia del Tribunal Supremo, apenas recoge evidencias de mujeres que hayan alegado discapacidad o impedimento causado por la menopausia entre los años 2020 y 2022.

El análisis de seis procesos judiciales (tres españoles y tres británicos) muestra diferencias significativas en el uso del lenguaje.

En los procedimientos judiciales británicos se menciona abiertamente la palabra menopausia para explicar los problemas físicos y psicológicos que afectan la capacidad laboral de la demandante. Se enumeran abiertamente sus síntomas (insomnio, estrés, depresión, migrañas, sofocos, etc.) y su impacto en el desempeño profesional.

En contraste, en los procesos judiciales españoles sorprende la ausencia de la palabra menopausia en dos de los tres casos analizados y su uso marginal en el tercero. Se opta por términos genéricos como “accidente”, “incapacidad temporal”, “trastorno”, “estrés” o “ansiedad”.

Las demandantes no quieren o no pueden vincular la causa de sus dolencias con las propias de la menopausia. Este silenciamiento refleja la persistencia de estigmas y prejuicios hacia la menopausia en España. También revela una brutal asimetría legislativa respecto al Reino Unido, donde se reconoce como causa de discapacidad laboral.

Las palabras y los silencios que rodean a la menopausia son reveladores. Frente a los sesgos negativos que reflejan los discursos biomédico y judicial, el lenguaje que utilizan las mujeres la presenta como un viaje único y cambiante. Prestar atención a sus relatos puede evitar tanto su sobremedicalización como la falta de atención en el ámbito jurídico y laboral.The Conversation

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

Autorxs

Lorena Pérez Hernández
Catedrática de Filología Inglesa. Lingüística cognitiva en Universidad de La Rioja | Perfil |  Publicaciones
Chelo Vargas
Catedrática de Filología Inglesa en Universidad de Alicante | Perfil |  Publicaciones
María Ángeles Orts Llopis
Catedrática de Traducción e Interpretación en Universidad de Murcia | Perfil |  Publicaciones

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