Indisciplinadxs Círculo de Lingüística Feminista denuncia que hoy, en pleno Día Internacional de la Eliminación de las Violencias contra la Mujer (25 de noviembre), tres de sus integrantes hayan experimentado niveles espeluznantes de violencia misógina y homofóbica en un espacio académico e institucional, que se supone debería ser seguro.
En el marco del 25 de noviembre, como parte de las Jornadas Académicas sobre Lenguaje Inclusivo y Comunicación Científica, la Universidad de Baja California invitó a Ernesto Cuba, Montserrat Casasola y Mariana Favila-Alcalá para facilitar un taller sobre el uso inclusivo de la lengua.
El taller, junto con otros eventos, se iba a realizar como parte del lanzamiento de una publicación sobre el lenguaje inclusivo en la escritura académica. De hecho, la publicación incluye dos capítulos de autoría de integrantes del Círculo de Lingüística Feminista.
Además de preparar el taller durante semanas, una de las integrantes de Indisciplinadxs colaboró con la creación de un enlace desde su cuenta de Zoom, la cual está asociada a una institución académica. El espacio podía alojar hasta 300 personas, era abierto (es decir, sin necesidad de inscripción previa), y se publicitó en las redes sociales de la organización de las Jornadas Académicas.
Por desgracia, minutos después de haber iniciado, comenzaron a ingresar a la sesión personas cuyo único propósito era interrumpir con conductas y comentarios fuera de lugar. A continuación se listan las formas de violencia que tanto las compañeras de Indisciplinadxs como el público asistente experimentaron hasta la suspensión del taller:
- Nombres de participantes con connotaciones sexuales
- Mensajes misóginos en el chat, incluso deseando la muerte a las mujeres (ver imagen)
- Mensajes homofóbicos en audio y por escrito
- Dibujo de un pene sobre las diapositivas de las compañeras
- Interrupciones con ruidos, como alguien tocando una flauta o cantando villancicos
Estos actos de acoso y violencia duraron 30 minutos y causaron un choque emocional en quienes estábamos presentes, incluidas las personas que genuinamente asistieron al taller para aprender. Tal fue el grado de violencia recibida que una de las facilitadoras (es decir, integrante del Círculo de Lingüística Feminista) determinó que no era un espacio seguro y decidió cerrar la sesión de Zoom. Esto ocurrió a las 3:30 p.m., hora del Perú.
No obstante, el equipo organizador dejó de transmitir el taller en redes sociales desde las 3:26 p.m. o quizás antes. Esta decisión solo se le comunicó a una de las facilitadoras a través de WhatsApp, aunque otra de ellas preguntó al comité qué sucedía cuando observó que se había detenido la transmisión en Facebook, pero no recibió ninguna respuesta.
Unos minutos después, la persona encargada pidió disculpas a las facilitadoras en reunión virtual y les consultó para cuándo podían reprogramar el taller. No obstante, nos gustaría que esas disculpas se hagan públicas y oficiales por parte de la Universidad Autónoma de Baja California.
A pesar de que la violencia era evidente, el comité organizador del evento no intervino en la sala de Zoom. Además, luego de suspendido el taller, la instancia de la Universidad Autónoma de Baja California únicamente informó en su Facebook, a las 3:45 pm, que el taller fue “suspendido por problemas técnicos” (ver imagen). En ese sentido, agradecemos el apoyo de una de las asistentes al taller, quien denunció el hecho en un comentario de reacción a esta publicación.
El equipo organizador del evento y las autoridades universitarias debieron ajustar su comunicación a lo que realmente sucedió. No fue un problema técnico: el taller ya no era un lugar seguro para nadie y se habían llevado a cabo agresiones que no deben tolerarse. Al declarar que el taller se canceló por «problemas técnicos», las personas responsables del evento invisibilizan esa violencia y dejan abierta la posibilidad de que esta continúe en otras actividades, sin tener que responder ante ella. Por ese motivo, consideramos necesaria una comunicación institucional que aclare estos hechos.
Aunque entendemos que las acciones de ciberviolencia misógina y homofóbica son culpa de quienes llevaron a cabo los actos de odio, sí existe una responsabilidad ética y social de la institución ante su respuesta a incidentes como este. Durante cuatro interminables minutos, las personas a cargo del evento no tomaron ninguna iniciativa en colocar orden, es decir, faltó la presencia inmediata de una figura que interviniera en defensa de las talleristas y de la propia institución.
Tal acción hubiera dejado en claro el posicionamiento de la universidad sobre la violencia basada en género, máxime porque los hechos se dieron el 25 de noviembre, una fecha de suma importancia en la lucha por el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia.
Tristemente, el incidente no asombra del todo si se considera que México es uno de los países que más feminicidios registra en la región. En ese sentido, la sola posibilidad de que haya habido estudiantes entre las personas que ejercieron esta violencia misógina y homofóbica evidencia la urgencia de campañas de sensibilización contra la violencia machista en la institución.
Por tanto, solicitamos coherencia por parte de la entidad organizadora en sus discursos y acciones; queremos saber si existe un verdadero compromiso hacia la igualdad de género; y pedimos que emita un posicionamiento oficial sobre lo que ha ocurrido. Asimismo, invitamos a otras instancias participantes a manifestarse sobre los hechos descritos.
Las agresiones sufridas por las compañeras evidencian que la academia aún es hostil para la participación de las mujeres y personas LGBTI+, que son precisamente quienes más nos involucramos en el área de lenguaje y género. No deberíamos sentir que estamos en peligro en un evento académico al que asistimos para compartir conocimiento por vocación y sin esperar ningún tipo de remuneración. Sin embargo, hoy confirmamos, tristemente, que crear espacios seguros para las mujeres y personas LGBTI+ dentro de las universidades aún no es una prioridad.
Para nosotras, lo que sucedió confirma aún más la necesidad de espacios y comunidades como Indisciplinadxs Círculo de Lingüística Feminista. La violencia vivida en el evento no nos detiene, sino que nos impulsa a continuar.
Cerramos el taller de hoy, 25N, porque las condiciones y la falta de reacción institucional hicieron que el espacio no fuera seguro ni para las integrantes de Indisciplindxs ni para el público asistente. Pese a este incidente – o tal vez, motivadas por él – dentro de poco repetiremos el taller desde la comunidad de Indisciplindxs Círculo de Lingüística Feminista.