Sesión 33. Lenguaje, cuerpo y gordofobia: leyendo a Susana Guerrero Salazar

En esta sesión discutimos un artículo de la lingüista feminista española Susana Guerrero Salazar de reciente publicación. El artículo es «Léxico e ideología sobre la gordofobia en la comunicación digital» (2020).

Personas nuevas. Carolina Arrunátegui es de Perú. Se une por primera vez, le interesa el grupo porque en su tesis de doctorado va a trabajar el tema de masculinidades, y le parece que los temas que tratamos están conectados. Al igual que Ernesto y Silvia, Carolina es estudiante del programa de estudios Latinoamericanos, Ibéricos y Latinos de Graduate Center, CUNY.

Geraldine nos cuenta que ella, Yulissa, Daniel y Alejandra son estudiantes de la UAM México y conforman un equipo de investigación que está investigando sobre la gordofobia. Al encontrar información sobre esta sesión les pareció que sería muy importante para enriquecer su investigación. Yulisa considera que la sesión les puede nutrir para su trabajo y como personas. 

Silvia les da la bienvenida comentando que es muy bueno contar con su participación, debido a que el espacio del círculo de lingüística feminista de algún modo funciona como un estado de la cuestión vivo, que va evidenciando cómo va cambiando mientras lo vamos construyendo colectivamente. 

Ramón nos escribe que su micrófono no funciona.

Anuncios. Comentamos que estamos preparando una sesión sobre masculinidades que anunciaremos próximamente. Ernesto comenta que estamos empezando a pensar en alguna manera de visibilizar el tema del sexismo en las disciplinas del lenguaje, y Silvia comenta que por el momento la idea es crear una suerte de muro informativo sobre el tema en el sitio web. Se trata de un proceso que está empezando, por lo que está abierto a quienes quieran sumarse a la iniciativa. 

La próxima sesión, en línea con nuestra perspectiva indisciplina, será con Roxana Escobar sobre teoría decolonial y mujeres afroperuanas en espacios públicos. Silvia comenta que esta conversación surge también por las preguntas que han venido apareciendo en el espacio de lingüística feminista sobre cómo traer la perspectiva decolonial a nuestros trabajos desde la pluralidad de lugares donde escribimos y cuyas historias nos han marcado.

Presentando a Susana Guerrero Salazar. Silvia comenta que entró en contacto con el trabajo de Guerrero primero a través de las guías de lenguaje inclusivo que ella creó para las universidades de Málaga y de Jaén, que le llamaron la atención por su estructura y por incluir aspectos multimodales. Susana es una lingüista feminista española, formada en filología hispánica. Es catedrática en la Universidad de Málaga. Es una investigadora muy activa. Cuenta con una gran lista de publicaciones, por lo cual fue difícil decidir por dónde empezar a presentarla. Además de trabajos sobre el discurso digital, encontramos temas como micromachismo en portadas de fútbol y otros similares. Como autora, también la traemos al círculo por recomendación propia de Mercedes Bengoechea, quien nos recomendó leerla como parte de una comunicación personal por email. Silvia agrega que para el proyecto es una alegría poder leer un texto de ella tan reciente y que agrega un tema nuevo a las discusiones de lingüística feminista. 

Sobre el artículo que leemos para esta sesión en particular, Silvia comenta que un aspecto importante es la visibilidad de este trabajo, y agrega que Guerrero Salazar incluso fue entrevistada para una noticia de la BBC sobre la investigación de la gordofobia. En este sentido, sobresale que además del académico, existe un impacto público o una dimensión pública de esta investigación, que en el artículo de la BBC busca traer a colación el problema de construir el cuerpo de las mujeres para la mirada patriarcal (ej. ‘gordibuena’). Silvia invita a las personas a participar en la discusión tomando también en cuenta experiencias propias con sus cuerpas y la manera en la que se relacionan con el tema. 

Finalmente, Silvia deja la pregunta, para todas las personas participantes, de si han visto este tema dentro del movimiento feminista en sus países y si conocen activistas. Le llama la atención que Susana empieza por activistas latinoamericanas y que da prioridad al tema en Latinoamérica como sitio donde en cierta medida -según el artículo- inicia la lucha contra la gordofobia antes que en España. 

Conversación. Ernesto le pregunta a las compañeras del equipo de trabajo de México cómo fue que empezaron a interesarse en el tema de la gordofobia y si habían escuchado la palabra o si esta es la primera vez que que la encuentran. 

Yulisa nos cuenta que todo empezó porque en todos sus trimestres les piden hacer trabajos de investigación y pueden elegir el tema que les interese. Primero querían hablar de la presión social que tienen las mujeres sobre los valores estéticos y todo lo que hay alrededor. Conforme fueron entrando al tema vieron que las mujeres tienen la presión de lucir de cierta forma y cómo a partir de esto surgió el movimiento anti gordofobia, body positive… Fueron delimitando cada vez más y definieron quedarse con la anti gordofobia con el interés de aprender qué es la anti gordofobia y qué movimientos existen.

Ernesto pregunta si recuerdan la primera vez que leyeron o tuvieron contacto con la palabra ‘gordofobia’. Yulisa continúa diciendo que la primera vez que escuchó la palabra gordofobia fue en el podcast de una nutrióloga especialista en un movimiento que se llama “salud en todas las tallas”. Nos cuenta que ella promueve mucho el tema de anti gordofobia y cree que fue en uno de sus podcasts donde se dio cuenta de que realmente había una discriminación tanto en el lenguaje como en las acciones que se ejercen ante las personas de cuerpos grandes. 

Ramón agrega en el chat: “la palabra yo no la había escuchado, pero me parece interesante, y aún más su relación con el feminismo, género, sexo, etc”. Alejandra agrega en el chat que “[son] de la licenciatura en comunicación y están buscando una propuesta comunicativa para ese activismo, ya que en las redes sociales como instagram es donde se promueve la gordofobia”. 

Paula Salerno agrega que en las redes sociales es mucho, al menos en Argentina, donde se lleva a cabo mucho activismo gordo. Comenta que ella no ubica otras palabras, como las palabras positivas para mencionar a las personas gordas, no es que justamente haya una palabra, sino que la palabra “gordo o gorda” se usa como parte del activismo. Señala que hay influencers como Glenda Matos, quien es muy famosa, OnlineMami. Incluso hay marcas de ropa que hacen campañas con influencers del activismo gordo, es decir, las influencer son modelos en ellas -aclara Paula-. En algún punto, según su opinión, hay un límite difuso entre el activismo y el activismo como publicidad: el activismo de estas personas, y el hecho de que sean modelos de estas marcas de ropa que venden ropa para todos los cuerpos. Le parece muy bueno que les modeles sean activistas vinculades con el cuerpo, pero también es claro que existe ese límite difuso con el advertising y esos ámbitos que da para pensar. 

Silvia recuerda que es un poco en la línea de lo que habla Susana al mencionar la parte digital del activismo. Y también uno de sus resultados más importantes es cómo el término ‘gorda’ y otros similares son los que se usan desde el activismo; no los eufemismos que se utilizan desde la moda. Le parece interesante el uso de palabras en inglés en la moda. Considera que es importante tomar en cuenta los estudios de la moda y cómo conversan con este tema en general, pues está claro que la moda toma cualquier evento o aspecto cultural y lo convierte en algo que se vende. Desde “el futuro va a ser feminista” en una camiseta hasta… que todo es una producción. Por eso es tan importante esa línea ligera de la moda en la que se apropia igual de los cuerpos, que es donde el activismo empieza a tener una fuerza mucho mayor en la línea de “gordibuena” -y lo que implica: gordi-mala– vs únicamente “gorda”. 

Ernesto pregunta si en nuestros países hemos escuchado “gordibueno, gordibuena”; se pregunta si se trata de un término más relacionado con España. Kenia comenta que en México se utiliza mucho. Ernesto le pregunta en qué situaciones y si recuerda cuándo la empezó a escuchar. Silvia agrega que para ella la palabra apareció con el texto. 

Kenia repite que en México sí se dice esta palabra y agrega que la conoce desde hace muchos años. Señala que la ha escuchado de parte de su abuela, sus tíos, y otras personas. Es decir, que tiene mucho tiempo de conocerla. El término “gordofobia” en cambio sí es más reciente -nos dice-. Sin embargo, ‘gordibuena’ sí está desde hace mucho en el ámbito de cercanía y familiaridad en expresiones como “tu no sabés, en el futuro las gorditas van a estar de moda”. Ernesto pregunta si se refieren a que una mujer es sexy. Kenia dice que sí ‘gordibuena’ popularmente se refiere a una mujer que es gorda, pero que tiene atributos, que tiene curvas, que no es ‘gorda sin forma’, sino ‘gorda con forma’, aun estando más arriba de su peso tiene una figura que podría ser vista como ‘aceptable’. Silvia pregunta si se trata un poco como la foto del artículo de la BBC. Kenia comenta que no vio la publicación aún, pero sí comenta que es como el estereotipo de “con curvas” pero “subidita de peso”, con curvas. 

Para Paula dice que igual para ella la persona en la foto de la BBC, y que le parece extraño que eso sea parte de una noticia para personas gordas, que hasta le parece que no debería concebirse. 

Kenia comenta, en línea con lo que ha dicho Paula, que “tantito estés pasadx de peso ya eres gordx”, y que existe esa imposición de que “si no eres delgada delgada eres gorda”. Lo que más le llamó la atención del artículo de Susana es que “gordo o gorda” no es un insulto, sino un adjetivo, tal como decir alta, baja, chaparra, pero le hemos dado esa connotación negativa incluso al decir qué se puede comer o qué no. 

Roxana nos comenta sobre Rosario Rodríguez, una activista y antropóloga que trabaja el tema de ser gorda y ser rechazada en su @bitácoradeunagorda, nos habla de los temas que trabaja en la bitácora. También nos recomienda el trabajo de la activista Gloria Lukas, cuya cuenta de instagram es @nalgonapositivepride, que habla constantemente de la gordofobia y en particular en familias latinx en Estados Unidos. Nos comenta que Gloria sirvió de inspiración a Rosario Rodríguez para el Proyecto Gorde, en el cual hablan sobre la gordofobia en Perú. Entre las entrevistas del proyecto nos comenta sobre una con un estadista a quien entrevistó al inicio de la pandemia en el marco de los comentarios sobre la gordura como factor de riesgo de la enfermedad y conversaciones que surgieron en torno al índice de masa corporal (IMC). Nos comenta que el IMC fue creado para medir la fuerza y corporalidad de un hombre trabajando en construcción luego de la Segunda Guerra Mundial; así, comenta que “ese fue el epítome de lo que es una persona sana, y ese epítome fue trasladado a la salud y aplicado a las personas”. De ese modo, argumenta, posiblemente ninguna de las personas que están participando en esta sesión del círculo tenga un IMC sano por no ser un hombre europeo trabajando en construcción en ese proceso. Ella ha colaborado con Rosario por trabajar desde la perspectiva de estudios decoloniales (recomendamos esta conversación de Roxana con Charo Rodríguez). 

Roxana continúa comentando que en Canadá ella es considerada una persona no-gorda, pero que en Perú se le consideraba como gorda. De este modo comenta que también habitamos esos conceptos de corporalidades en nuestros espacios y fuera de ellos de manera distinta. Su aprendizaje ha sido que no puede tener una opinión sobre qué es ser gorda o quién es gorda y quién no. Se refiere a que al tomar una foto de una persona, ella considera que no se puede opinar si esa persona es gorda o no, que eso no se debe hacer no solo por la gordofobia, sino también por la dismorfia corporal. Explica que la dismorfia se da cuando las personas se ven a sí mismas y en realidad no conectan con lo que se está viendo o conectan desde el dolor, y no desde la aceptación. Resalta que los comentarios de lxs demás a veces generan la dismorfia corporal al hacernos pensar en cosas que no tendríamos porqué estar pensando. Pone de ejemplo los comentarios que hacían algunas abuelas sobre el cuerpo de sus nietas con el interés de que se acepten a sí mismas, pero a la vez recalcando el hecho de que podrían ser un poco más flacas o que podrían ser distintas o cambiar en algo. 

Silvia pregunta a Roxana y a la comunidad si, pensando en perspectivas decoloniales sobre sus cuerpas, hay alguna parte que agregarían, discutirían o cambiarían en el artículo que leímos. Para ella en el artículo en alguna parte toca el tema de los cuerpos de diferentes colores, pero está presente una cierta construcción de “cuerpo blanco hegemónico occidental”. Dice que aunque a todas las personas nos afecta el tema corporal, para ella parece que “fácilmente” alguien podría terminar con dismorfia si el objetivo (o la lucha) es por tener un cuerpo como el de una persona blanca (incluyendo el tamaño de caderas, forma de nariz u otros aspectos) y particularmente, con el discurso que plantea como estereotipo de belleza a los cuerpos que se parecen más de una niña o adolescente. Para ella está esta idea del cuerpo de una persona alta, blanca, delgada, que toda la ropa le puede quedar grande. Recalca que al menos esta es mucho la imagen creada desde la moda. Por eso pregunta qué le agregarían, cambiarían o mejorarían al texto según sus experiencias. 

Carolina dice tiene una pregunta que no sabe si se relaciona directamente con la anterior, pero que es la inquietud más grande que le quedó al leer y se asocia con la intervención de Roxana sobre el cuerpo y el tema de la salud. Le parece que este es uno de los bastiones más difíciles de deconstruir, esa idea de “eres gordx y tu salud está en peligro”. Pregunta si conocemos de trabajos sobre el tema de gordofobia que llegan a la institución o tema de salud en países donde hay estas iniciativas y formas de activismo. Le preocupa que mientras se siga asistiendo a la salud (especialmente la pública) será el personal que nos dice “tu peso es este” y “tu altura es esta” y “eso es que estás sanx”. Comenta que mientras toda esa estructura de prácticas y discurso esté ahí va a ser muy complicado, porque siempre existe entonces esta idea de “no quiero bajar de peso no por una cuestión estética, sino por mi salud”. Para Carolina, eso es lo más duro de traer abajo. 

Roxana responde en la bitácora de Rosario ella entrevista a una nutrióloga mexicana para hablar de cómo se inserta la gordofobia en el sistema de salud y qué se asume como un cuerpo sano y como un cuerpo enfermo. Señala que todo lo que no es hegemónico y en particular ese tipo de cuerpo es asumido como “enfermedad”. Para ella hay poco personal de salud que está trabajando en romper con esa lógica y enfocarse más en el padecimiento antes que en el cuerpo, para poner más atención en lo que las personas padecen. Le parece que sí es un trabajo difícil. Nos recomienda ver esa entrevista con la nutrióloga en donde la profesional explica cómo aprende sobre la gordofobia en la facultad. Dice que no la decoloniza, pero sí la resiste de la mejor forma que puede con sus pacientes. 

Roxana también agrega que en Canadá ella misma forma parte de varios grupos de Facebook de “curvy people” y “fat people” porque a veces puede ser difícil encontrar ropa y esos espacios permiten hacer intercambios interesantes con gente de contextura similar a la suya. Señala que siempre que se pregunta sobre el personal de salud, la gente pide que sea “fat friendly” (amigable con las personas gordas). Le parece interesante porque esto podría implicar que en Canadá sí existen espacios o personal de salud con la apertura para ver otro tipo de padecimientos y no enfocarse solo en la corporalidad y las formas del cuerpo. Se pregunta si en América Latina existen estas prácticas, y le parecería importante que entre todes deberíamos reconocerles y proponer la pregunta cuando vamos a ser atendidxs. Propone que este tipo de práctica nos permitiría ir creando una lista. Silvia agrega en el Slack de la sesión ella y Ernesto compartieron un video de AJ+ sobre el tema de la gordura visto desde la salud.

Aunque quizá pueda parecer en otra dirección, Silvia agrega que la gordura puede tener distintas funciones en la vida de las personas. Particularmente trae el ejemplo de una historia contada en el libro El cuerpo lleva la cuenta, de Bessel van der Kolk, de un programa de Estados Unidos que abordaba la gordura como enfermedad, pero no veía que la forma del cuerpo podía tener otras funciones en la vida de una persona. En el libro se centra en el caso de una mujer cuyo peso le permitía sentirse protegida de posibles eventos que le detonaran vivencias y rememoraciones del trauma. En ese caso, el equipo médico tuvo que problematizar el tema de pensar la gordura como enfermedad, pues en realidad era un factor protector para su salud mental. Silvia comenta que la historia fue muy impactante para ella, pensar que una intervención sobre el cuerpo de una persona, por un factor supuestamente de salud, pueda en realidad ser tan contraproducente. 

Ernesto comenta que el artículo habla de que las mujeres, sobre todo, son nombradas de formas negativas, eufemísticas y disfemísticas con respecto a su peso mucho más que los hombres. Señala que en el artículo no se habla de si es una enfermedad o no, pero el IMC, del cual habló Roxana, es una fórmula que no cuenta la distribución de la grasa y el músculo, lo cual cambia mucho a lo largo de la vida. Nos comenta que estuvo conversando sobre esta sesión con su nutricionista; para Ernesto es interesante diferenciar la patologización de la gordura (la manera en que el nutricionista categoriza a alguien como obesx) y los discursos que hay sobre las personas que son entendidas como gordas. Le parece que Susana Guerrero está haciendo algo distinto en su artículo. 

Silvia le pregunta a las compañeras del grupo de investigación de México si están en búsqueda de colectivos o si ya iniciaron su trabajo. A ella le parece interesante la pregunta por el discurso de las personas profesionales en el área. Pone el ejemplo de cómo otras ideologías se cuelan y naturalizan en el discurso de salud, por ejemplo, textos de nutrición que hacen aseveraciones sobre áreas como salud mental u otras sin ningún dato que las respalde y sin que en realidad sean parte de la información principal que se está presentando. Comenta ejemplos al respecto. También habla de el tipo de investigaciones de la nutrición que tratan sobre la autopercepción de las personas sobre su cuerpo a partir de una imagen. 

Yulisa comenta que tuvieron contacto con un colectivo que se llama StopGordofobia, de España. Sin embargo, para ellxs lo más importante sería crear un producto comunicativo o estrategias de campaña para ayudar a difundir la información de estos colectivos en espacios como las redes sociales. Querían trabajar a partir de las necesidades del colectivo, pero aún no habían recibido respuesta, por lo cual están abiertas a trabajar con algún otro colectivo. 

Ernesto le recomienda escribir al proyecto Gorde, de la bitácora de una gorda. Yulisa comenta que el problema para ellas es que se trata de una sola persona, y un criterio en su investigación es que debe ser un colectivo. Ivonne menciona al Colectivo Mondonga, de Uruguay, y nos comenta que sí se trata de un proyecto colectivo y activista con una presencia interesante en redes sociales. Señala que tienen una postura muy crítica sobre la gordofobia y sus intersecciones, tales como el discurso racista; además, son bastante activas. Yulisa agradece la información.

Volvemos al artículo. Ernesto comenta que no ha investigado este tema, pero que la cuestión del cuerpo sí atraviesa su investigación por trabajar con personas trans. Aun así, le parece que el artículo es novedoso y especial, por tratarse de una lingüista feminista que se acerca al tema. Para él, el enfoque es novedoso y el marco ‘bacán’, solo sintió que el artículo era demasiado corto para un tema tan importante y que ha sido tratado tan brevemente. Para él este es un sin sabor de la lectura, a pesar del buen trabajo que realizó la autora, pues le hubiera gustado ver muchos más detalles. 

Para Silvia el texto es un gran primer aporte, por tratarse de un artículo muy novedoso en el tema, y sobre todo en español, tal como la misma Susana Guerrero Salazar lo hace explícito en su trabajo. Las preguntas que le surgieron con el texto son quizá las posibles “inexactitudes” (o más bien dificultades) al hablar de Latinoamérica, por la dificultad de decir algo en general sobre un espacio tan diverso. Para Silvia el corpus es muy rico por incluir tanto medios de comunicación como textos desde el activismo, pues pone distintas voces en diálogo. Le parece interesante cómo el tema daría para una tesis completa con más profundización, incluyendo entrevistas, aspectos de lo cotidiano, ir más allá del nivel léxico. Eso sí, para Silvia, este trabajo en particular aporta mucho al tema de lenguaje y género porque evidencia la importancia del léxico en lo social. 

Ruby quisiera que Ernesto amplíe qué es lo que él siente que le faltó a Susana. Le parece interesante saber su opinión con respecto a dónde va ese déficit. Ernesto aclara que respeta mucho el trabajo de Susana y su trayectoria. Aclara que para él no es una carencia en el trabajo, sino del artículo como texto en su longitud, pues le gustaría que se escriba más. Un ejemplo que pone es la desestigmatización de la palabra gorda/gordo, que se pudo trabajar más. También, dice Ernesto que Susana prueba que los neologismos (ej. ‘gordibuena’ y otros) para decir que un cuerpo no hegemónico es atractivo no calaron. 

Silvia agrega que Susana menciona que los vio más en América Latina, con ejemplos de Perú u otros sitios, pero siente que a veces hay algo que falta. Señala que no está pensando en preguntas como “¿dónde empezó este tipo de activismo?”, sino que siente que podría faltar una conexión más grande (o explícita) con el feminismo. En esta línea comenta que Guerrero Salaza habla ciberfeminismo y luego del 15M, y en ese punto el artículo empieza a centrarse en España, aunque antes viniera hablando de Latinoamérica, por lo cual le quedan dudas. Eso sí, entiende la importancia del 15M como referente en términos de uso de redes sociales para el ciberactivismo. Sin embargo, para Silvia dentro del ciberfeminismo hay otros elementos de América Latina muy importantes, tales como #niunamenos y otros que tienen mucha fuerza. Señala que no se mencionan en el texto, pero también afirma que es un tema bastante complejo. Silvia no ve esto como una crítica al texto, sino como posibles líneas para relacionarlo con otras formas de ciberfeminismo. 

Ruby agrega que le llama la atención que el artículo no empezara por Estados Unidos o Canadá, aunque para ella fue allí donde inició el problema con Jane Fonda y la idea de fitness. Le parece importante cómo la moda y la imagen corporal en América Latina vienen mucho desde ese lugar. Para ella, al hablar de la gordofobia en América Latina habría sido importante tener en cuenta esas relaciones norte-sur. Comenta que en Colombia el tema de la imagen corporal, además, está atravesado por muchos otros factores como clase, ubicación geográfica, escolaridad, etc. Para Ruby hay mujeres que no ven el tema corporal como problema, se expresan y exponen su cuerpo. Se pregunta si en un texto como este podría señalarse (si es que existe) de dónde viene el problema o dónde surge, o algunos aspectos históricos similares. 

Ernesto retoma el tema del lenguaje tratado por el artículo para hablar de tres cosas que le parecen interesantes. La primera es el cambio semántico por lo no peyorativo de gordx. Como ejemplo habla del inglés, particularmente de la palabra “woman”, que era peyorativa hasta el siglo XX, y en su lugar se utilizaba “lady”; “woman” tenía una connotación sexual, el movimiento feminista y el cambio social en general lo que hizo fue que se volviera a utilizar “woman” y dejar de utilizar “lady”. Es decir, no se trata de una palabra nueva, sino de que esta comienza a perder o diluir su carga peyorativa. Esto le parece un asunto importante en una palabra como “gordx”. 

La segunda es la no popularidad de los neologismos positivos, palabras como “fofibueno”. A partir de nuestra conversación para él parece que queda más la “gordibuena” y sí le parece importante observar ese tinte sexista y objetificador, al que Silvia agrega machiplaciente. Ernesto continúa con otras formas de nombrar la gordura que vienen en el texto de Susana, particularmente las que vienen del arte occidental, tales como neobarroco, o Rubens. En esta área es donde Ernesto siente que Guerrero Salazar lo registra, pero no expande su análisis en el artículo. En esto le habría gustado que profundizara. 

El tercer elemento que le llamó la atención es el “disfemismo”, más por tratarse de un fenómeno que es relativamente desconocido para él, esta idea de “decir directamente”. Silvia pone de ejemplo el tatuaje de la palabra “puta” en el brazo de Georgina Orellano, trabajadora sexual sindicalizada, como una forma para destabuizar el término. Ernesto señala que le habría gustado encontrar más ejemplos en el artículo, que ayudaran a entender con claridad porqué se estaban comprendiendo algunos términos como disfemismos. Ruby y Ernesto comentan que hay que tomar en cuenta que el artículo puede ser un subproducto de un proyecto más grande o solo un avance, y que en ese sentido podría ser que por eso haya aspectos que prefieran no exponerse aún. Ernesto reitera, eso sí, que le gusta mucho el artículo y que por eso mismo es que le gustaría que fuera más amplio, más aún por su importancia.

En línea con el tema del uso de las palabras, nos interesa traer una canción a la conversación (la pondremos más abajo), y Silvia señala que resulta disfemística en tanto que rompe con el tabú lingüístico al traer palabras directas sobre un tema que resulta tabú. Ernesto se pregunta un poco por la línea entre un uso disfemístico y el cambio semántico, o más bien por su relación. 

Paula trae el ejemplo de la palabra “queer” que Judith Butler señala que es resignificada por el grupo activista. Paula se pregunta un poco por la diferencia entre el disfemismo y lo explícito, porque es cuando algo que es explícito está en contraste con eufemismos que existen para esa palabra. Un tema más de “dejar de usar el eufemismo” que de ser “explícitx”.

Ernesto pone ejemplos de eufemismos que se utilizarían para referirse al tema de la homosexualidad: homosexual, gay, maricón. Para él maricón sería el disfemismo, mientras homosexual sería más o menos neutro, mientras que “persona de la diversidad” podría ser vista como un eufemismo. Otros ejemplos serían “del mismo club”, “un chico delicado”, “una chica especial”. 

Paula se pregunta si en el “activismo negro”, negro o negra podría ser visto como disfemismo. Sin embargo, Roxana trae a colación la importancia del contexto, de cómo en una comunidad negra la gente puede utilizarlo por cariño. Así, hay múltiples significados, complejos. Para Paula la pregunta va más en la línea de cuando las activistas lo hacen explícito, como “yo me defino como persona negra” directamente, particularmente le parece que esta autodefinición puede ser disfemística cuando se usa para posicionarse frente a eufemismos como “persona de color” o “persona de tez oscura”. Roxana concuerda de que en algunos grupos sí podría usarse de este modo. 

Silvia comparte una definición de disfemismo a partir de un artículo que ella conocía para profundizar en el concepto. Roxana señala que al menos en los espacios gordes, cuando una persona se refiere a otra como gorda, normalmente lo que quiere es hacerle notar que es gorda, como una forma de violencia encaletada, pero lo quiere hacer saber. El eufemismo sería “gordita”. Roxana pone el ejemplo de que su peluquerx le decía así, pero que -aunque al inicio le incomodaba- en ese espacio no le molesta, pues es solo una descripción; lo contrapone a otros espacios donde la manera en que se refiere al cuerpo sí resultan violentas, como cuando se busca de hablar sobre una tercera persona con frases como “¿viste que gordx que está?”. Ruby piensa que no deberíamos acostumbrarnos a que nos nombren de formas que nos incomodan, pero para Roxana lo más importante es elegir en qué espacios es importante poner la energía para transformar, es decir, en qué espacios traer el tema de la corporalidad.

Un ejemplo de activismo antigordofóbico. Silvia introduce la canción Gorda de Krudas Cubensi, en la cual se da un uso reivindicativo de la palabra gorda.

Roxana comenta que las Krudas son bien conocidas dentro del activismo gordo. Silvia comenta que además de Krudas Cubensi, hay una canción reciente de Rebeca Lane, de Guatemala, que se llama Sacúdete sobre los estereotipos sobre los cuerpos y el tema colonial. 

Roxana agrega que hay una película que se llama A perfect 14, que habla sobre qué se considera “gordo mainstream” y cómo personas con talla 14 son consideradas como lo más gordamente aceptables, pero en realidad cuando las ves sus corporalidades no le permiten a las personas gordas sentirse autoidentificadas, solo son personas con cuerpos voluminosos, ya sea en la línea de la cadera o el busto, sin papada; es decir, siguen siendo hegemónicas y de cintura pequeña, a diferencia del video de las Krudas Cubensi. La película es un análisis del momento en que muchas marcas empezaron a acceder a tener tallas plus size y lo máximo que aceptaban es la talla 14, que es la XL. Nos comenta que ahí se ven las tensiones sobre las tallas, la gordofobia dentro de la moda y el borramiento de cuerpos XXL o utros, que básicamente parecieran no existir en el mainstream. 

Paula comenta que el videoclip de las Crudas le acordó, por contraste, de la canción de Big Girl (You’re beautiful) de Mika (2009). Para ella el contraste radica en que es un varón cantando sobre las mujeres gordas usando el eufemismo “big girl” y es toda muy mainstream, pues la canción fue un gran hit del pop en el momento. Le parece interesante cuestionarse cómo esa canción y ese clip tuvo éxito, y fue más conocido, mientras que las canciones donde se habla sobre “gordas de verdad“, que ellas mismas se expresan, quedan más como en el escenario under. Especialmente, le parece que son las que no usan el eufemismo las que quedan ahí. 

Abrimos el espacio a otras preguntas, especialmente pensando en lxs compañeras que están trabajando proyectos con el tema.

Carolina pregunta sobre el término “-fobia”, pues señala que al menos en Colombia se ven algunos estudios con otros términos como “homofobia” y que se en esos se busca nombrar no fobia, sino discriminación o rechazo. Para ella, fue interesante encontrar en el artículo la etimología de “fobia” como rechazo o aversión, pues no lo había visto previamente. Se pregunta por el uso del término “fobia” en este tipo de estudios. Carolina aclara que la crítica que ha escuchado es que al decir “fobia” se habla de “miedo”, y desde el concepto médico esta idea se ha patologizado. Por ello, la crítica que ha escuchado es que no se les marque como fobias a “lesbofobia”, “homofobia”, y en este caso “gordofobia”, sino que en su lugar se ponga “la discriminación a las personas… “, “el rechazo…”, “la aversión…”. Para ella por eso fue interesante que Guerrero Salazar explicite que la fobia es rechazo o aversión. En este sentido ella se pregunta por cuál de las denominaciones es la mejor.

Paula se suma a la pregunta, no en términos de si esté bien o mal, sino en cómo posicionarnos sobre el uso de ese término. Ernesto comenta que el movimiento antigordofobia no patologiza cuando califica a alguien como gordofobicx, es decir, no hace la misma operación patologizadora que ha hecho la sociedad con lxs cuerpxs gordxs. Para Ernesto, el problema más grande del argumento más etimológico con fobia como algo patológico o casi enfermizo es que entonces haya quienes puedan aprovechar para considerar que un homofóbico que mate a una persona gay es por un asunto de salud, y se le quite la responsabilidad del acto. Paula añade que por eso está el cuestionamiento a decirle fobia a la homofobia, xenofobia, gordofobia. Ernesto le pregunta cómo se hace en Argentina, con respecto a la figura de “crimen de odio”. 

Kenia agrega que a ella también le surgió la duda en el artículo, cuando aparece por primera vez la palabra y a ella le pareció tipo “aracnofobia”. No obstante, continúa observando que Guerrero Salazar aclara que es la discriminación social, un fenómeno social, no igual a ese tipo de miedo a una cosa. Trae a la conversación el término “obesofobia” como análogo a “aracnofobia”, en cuanto a un temor extremo, mientras la gordofobia tiene relación con lo social: la actitud de una comunidad hacia la gordura, este rechazo a las personas gordas. Ernesto concuerda que el componente “-fobia” quizá no es tan afortunado, pero que se encuentra bastante sedimentado en diversos discursos, tanto activista como jurídico. El riesgo es esa difícil línea entre lo individual, psíquico, y su confusión con las actitudes sociales. 

Silvia agrega que en el artículo aparece un detalle muy importante sobre el tema de la gordofobia vs la obesofobia. Particularmente que el primero no aparece en Wikipedia, mientras el segundo sí. En esto le parece importante recordar el lugar de Wikipedia en la sociedad, tal como lo hemos visto en los espacios de la editatona, incluyendo la brecha de género existente en el espacio. Le interesa recordar el tema de que los artículos responden a la comunidad de una manera participativa, pero con grupos y políticas específicas dentro de la comunidad: el artículo de gordofobia fue creado y borrado, y cambiado por obesofobia. Comenta que puede ser interesante entrar a la página de discusión de ese artículo, y las luchas que se hayan dado en torno a él. En esta línea, Ernesto comenta le preguntaba si lo que se discute es la obesidad o la gordura. Para ese especialista la obesidad difiere de la gordura, y es la primera que se entiende como enfermedad. Sin embargo, aclara que el hecho de que se dé esa consideración no le da pie para maltratar a las personas, ni reproducir discursos que las discriminen.

Con respecto a este comentario y al de Wikipedia, Ruby agrega que desde su comprensión también se entiende más obeso como la enfermedad. Sin embargo, le parece importante discutir esa idea de enfermedad, tal como se ha dado a lo largo de esta conversación. Recuerda el ejemplo que más temprano nos dio Roxana de personas que fueron mal diagnosticadas, debido a los prejuicios sobre la gordura que se mezclaban además con prejuicios racistas, en lugar de realmente buscar la verdadera enfermedad que estaban padeciendo. Le parece importante visibilizar cómo esta ideología del personal médico debería poder llevarse hasta el estrado.

Ernesto agrega que la palabra “obeso” también está en el campo semántico de “gordo”, su sinónimo.  Se pregunta si Susana Guerrero menciona la palabra “obesx” entre sus hallazgos. Silvia cree que muy poco, al hablar de “obesofobia”, y que, si no hubiera mucho desarrollo del tema, esta sería una línea importante para desarrollar. Ernesto revisa que aparece solo 4 veces en los resultados de Guerrero. Aunque sí esté el término, para él su desarrollo podría haber resultado interesante. 

Alejandra pregunta cómo consideramos que pueda promoverse el activismo en este tema a través de las redes sociales. Ernesto retoma la idea de “ciberfeminismo” y concuerda con la observación que había hecho Silvia de que luego no se desarrolla o se pierde un poco al centrarse en los medios y el activismo más antigordofobia. Silvia agrega que quizá esta pregunta de Alejandra es una que se le podría hacer al artículo: ¿cómo se podría promover este activismo o, en particular, cómo lo promovían las ciberactivistas citadas? 

Silvia le recomienda buscar otros artículos de ciberactivismo y ciberfeminismo en campañas como #niunamenos, donde puede leerse sobre cómo a partir de las redes sociales se han organizado las diferentes acciones feministas. Le parece que podría haber hashtags o aspectos similares que puedan ayudarles  a tomar decisiones. 

Finalmente, compartimos la nota de Ernesto sobre la palabra maricón, pues en cierta manera se conecta con la idea de las actitudesd de la sociedad. 

Presentes: Geraldine Lizola. Daniel Fermín. Yulissa Jacinto. Carolina Arrunátegui. Carolina Benjumea Herrera. Ruby Jay-Pang. Kenia Andrade. Alejandra Vázquez. Ramón Eduardo Lares. Ernesto Cuba. Silvia Rivera Alfaro. Roxana Escobar Ñañez. Ivonne Dos Santos. Paula Salerno. 

Referencia completa. Guerrero Salazar, Susana. 2020. Léxico e Ideología sobre la Gordofobia en la Comunicación Digital. Círculo de Lingüística Aplicada a la Comunicación 83: 93–107.

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Perfil | Publicaciones

Silvia es estudiante del doctorado en Latin American, Iberian and Latino Cultures en The Graduate Center (CUNY). Cursó el certificado en Interactive Technology and Pedagogy en la misma institución. Tiene una Maestría en Lingüística y un Bachillerato en Filología Española, ambos por la Universidad de Costa Rica. También se dedica a la narrativa visual y la ilustración.