Para esta sesión tuvimos como invitada a Viviana Ávila Alfaro. Una compañera chilena que, además de ser profesora, lingüista y escritora, se encuentra desarrollando un doctorado en Estudios Latinoamericanos. De hecho, esta sesión se centra en el comentario de su propuesta de tesis, la cual Viviana nos presenta con mucho entusiasmo.
La sesión abre con una conversación sobre el “reto híbrido” de hacer lingüística con temas culturales. Comentamos que es frecuente la pregunta de “¿y ahí dónde está la lingüística?”, cuando hablamos de nuestras investigaciones; lo que se debe a que muchas veces nuestros temas tocan tantas disciplinas humanistas que es fácil perder el foco de “lo lingüístico”.
Luego de esta reflexión, Viviana empieza con su presentación: “El tabú menstrual en proceso de ruptura: un análisis desde la sociolingüística cognitiva”. Nos comenta de los temas que está explorando, desde el problema del tabú menstrual y cómo este se vive en nuestra región.
Según los abordajes primarios de Viviana, las investigaciones del norte Global señalan la menstruación como un tabú. Para ejemplificar esto, ella nos presenta el libro Mi sangre. Pequeñas historias de las reglas, de aquellas que las tienen y de aquellos que las hacen de la autora francesa, Elise Thiébaut, quien propone que la menstruación sigue siendo un tema en el top 10 del tabú. Entre sus antecedentes resalta el trabajo de las filólogas Janice Delaney, Mary Lupton y Emily Toth, puesto que estas hablan de los problemas que viven las niñas por la menstruación. Asimismo, habla del trabajo de Gloria Steinem sobre “¿Qué pasaría si los hombres menstruaran?”, que fue escrito en 1978.
Para Viviana el tema de la menstruación tiene importancia al toparse con las interpretaciones y significaciones que tiene “la sangre”, culturalmente. Esto debido a que el tema de la sangre es relevante para la jerarquización de la categoría de hombres y mujeres. La sangre parece ser una razón por la que se discute sobre el control. Por ejemplo, si la mujer no puede controlar su sangre, en general son de un nivel inferior en la pirámide jerárquica. “Las mujeres pierden su sangre sin poder impedirlo, mientras que los hombres pierden la suya voluntariamente (o accidentalmente) en ocasiones consentidas” (Héritier, 2007, p. 11).
La menstruación para autorxs como Testart es un punto de partida de la división sexual del trabajo: se separa a las mujeres para que las menstruantes no estén cerca. Viviana comenta que es claro que en nuestra sociedad contemporánea no todos los cuerpos menstruantes son mujeres, pero nos comenta que estos hechos tienen relación con aspectos históricos, y que por eso se centra en las mujeres cisgénero en esta sección de su investigación.
Asimismo, Viviana nos comenta que la sangre se considera un símbolo poderoso en el caso de los hombres. Se pierde la sangre en acciones honrosas, incluso se conquista el cuerpo de otrx)s) para obtener la sangre de estos cuerpos (como si de un botín se tratara). En cambio, en el caso de las mujeres, ellas pierden la sangre sin un sentido claro y para nada heróico; lo que que también se relaciona con ese rol pasivo y binario que se le ha atribuido a la figura femenina históricamente. En este sentido, al no ser comprendido el fin de esta pérdida de sangre en las mujeres, se ha preferido instaurar un tabú en torno al tema, el cual recae, según Viviana, en la relegación de la figura femenina en el ámbito público. En torno a esto comentamos cómo el cuerpo sangrante de la mujer ha sido visto como un cuerpo en desprestigio, retórica a la que se le atribuyen ideas tales como: “las mujeres menstruando dan mala suerte” “no se puede cocinar menstruando porque la cocina no resulta”, etc. Este tipo de narrativas reafirman los estereotipos de género en desmedro de las mujeres y sus procesos naturales.
Siguiendo a Kristeva, Vivienda comenta cómo las mujeres fluyen sangre, entonces es considerada como un peligro. Toma el libro de George Lakoff “Women, Fire, and Dangerous Things” (1987) donde se considera el cuerpo femenino como atractivo para el patriarcado, pero también como un peligro cuando está menstruando.
Más tarde, Viviana nos cuenta sobre las cuatro miradas o lugares desde los que se habla sobre menstruación o desde donde se ha estudiado este tema. El primero, Viviana lo observa revisando anuncios publicitarios de productos menstruales, instancia en las que, por ejemplo, antes ni siquiera se mostraba el color rojo de la menstruación, y donde el fluido se cambiaba por un color azul que reforzaba el tabú (lo que con el tiempo ha ido cambiando). Otras miradas de estudio son, por ejemplo, desde la experiencia menstrual, donde al menstruar hablamos de niñas que se transforman en mujeres; o desde la mirada de las sujetas no urbanas alejadas de la modernidad.
Viviana nos cuenta que en el presente hay muchos activismos menstruales que permiten observar que se está dando un proceso de “ruptura” con respecto al tabú. La menstruación tiene un significado, y muchas frases que se utilizan para referirse al campo tabuizado empiezan a desplazarse. Ella en su trabajo propone que los tabúes son estructuras, que se construyen, y que están debilitándose, pero no se han quebrado completamente, pues aún se utilizan eufemismos para llamar a la menstruación, tales como: “ando en mis días” “llegó mi luna”, “estar enferma o indispuesta” etc. El tabú menstrual emerge como un discurso de no prestigio en diferentes culturas con el objeto de dominar a la figura femenina.
Ahora, en cuanto a los activismos menstruales, ha habido en Chile, Argentina, Uruguay, México, Colombia y más, porque al menstruar las niñas no tienen acceso a los productos necesarios y, por tanto, tampoco a ciertos espacios. Esto ha llevado a que Unicef proponga cambiar ha hablar de “el derecho menstrual”, porque existen niñas que dejan de ir al colegio porque menstrúan y no pueden ir al colegio. Del mismo modo, existen espacios creados desde los feminismos. Estos son organismos autoconvocados para realizar activismo en torno a la salud menstrual (Eco Luna, Menstruación digna, La Tribu). A Viviana le llama la atención que las acciones de los colectivos y las respuestas gubernamentales que han recibido se han dado casi de manera casi coordinada, aunque haya sido independiente. Esto último, a falta de buena educación sobre el tema.
Los productos menstruales son de los productos básicos más impuestos en muchos países. En 2018 Colombia eliminó los impuestos para productos menstruales, luego lo hizo México. En otros países se continúa con luchas similares.
De acá surgen muchas preguntas que han llevado a Viviana a crear la propuesta de su trabajo, que es el momento en el que está de su investigación. Entre las preguntas se encuentran ¿Es un tabú la menstruación cuando se han accionado una serie de dispositivos en torno a las mujeres y personas menstruantes y sus derechos menstruales, acceso a productos de gestión menstrual, guías de salud menstrual? ¿Es el tabú de la mestruación un beneficio o una trampa?
En su trabajo, Viviana está buscando explorar cómo se va rompiendo el tabú menstrual en Santiago tomando en cuenta a mujeres y personas menstruantes de distintas edades y procedencias. Prevé que en sus resultados podría encontrar distintos grados de tabú, los cuales variarían, por ejemplo, según edades o según identidades de género.
El objetivo objetivo general del trabajo de Viviano es conocer cómo se construye el tabú menstrual entre las mujeres, para lo que requiere la participación de personas menstruantes en entrevistas y cuestionarios.
Aquí terminamos con la presentación y abrimos el espacio a preguntas. Silvia comenta que le llamó la atención que hablara de la diacronía y también el tema intergeneracional. Natalia Castro comenta que cómo lo diacrónico podría ser sobre el tema de la menstruación, mientras que lo intergeneracional podría ser sobre la muestra. Natalia Villarroel comenta cómo el trabajo de Viviana tiene mucha riqueza porque incluirá la visión menstrual desde cuerpos con distintas experiencias de identidad de género.
Hablamos de cómo delimitar una investigación con su muestra y categorías es complejo porque queremos dar cuenta de la complejidad del tema. Nos pasa que con los temas feministas, que vivimos y nos afectan directamente, quisiéramos poder abordarlo todo. Sin embargo, también debemos poder plantear un proyecto con inicio y final. Reflexionamos sobre cómo en nuestros proyectos académicos y profesionales delimitar la muestra es parte importante de este balance, pues nos permite objetivos generales y específicos más claros, que, a su vez, motivan a seguir estudiando el tema en instancia posteriores a la que sería, por ejemplo, la tesis doctoral de Viviana.
Frente a esto, Viviana plantea su deseo de analizar las guías de salud menstrual. Nos comenta de grupos que trabajan el tema; comenta cómo estos son creados desde algunos colectivos que pueden algunas veces, incluso, ir más allá de la educación menstrual, sino que ir por fines lucrativos en torno al tema. Natalia Castro pregunta si quiere analizar las guías o entrevistar a quienes las hicieron. Viviana comenta que se centrará en las guías solamente y que, considerará la sugerencia que hizo Natalia Castro sobre realizar las entrevistas considerando “las guías” como un insumo para realizarlas. Natalia Villarroel comenta cómo las acciones de las colectivas (digitales o no) probablemente podrían ser una investigación independiente.
Diana Higuera comenta que ha visto perfiles de redes sociales que trabajan desde las lógicas de los grupos mencionados por Viviana (es decir, que muchas veces toman la narrativa de la salud menstrual con fines lucrativos). Diana comenta cómo para ella también podría haber elementos de apropiación cultural. Viviana dice que es un tema muy interesante la tensión entre la ruptura del tabú y la apropiación capitalista del tema. En línea con la intervención de Diana, Silvia pregunta si tomará en cuenta el discurso digital, y cómo se da la ruptura en plataformas digitales; para ella esa tensión puede ser muy interesante de tener presente en los resultados, pues, quizá, hablan de grados de ruptura también.
Natalia Castro pregunta sobre el instrumento que utilizará Viviana. Viviana está proponiendo un instrumento mixto que incluirá elementos como memes, que permitan crear diálogo durante las entrevistas. Para Natalia las guías podrían ser elementos de análisis, con respecto a la época en que una persona empezó a menstruar, sin tener que analizarlas a fondo. Natalia Villarroel comenta que para ella también las guías podrían ser elementos contextuales, sin analizarlas durante las entrevistas; y retoma el tema propuesto por Diana planteando la siguiente pregunta que considera interesante al momento de hablar de la labor de los colectivos autogestionados: Se está rompiendo o se está vendiendo el tabú menstrual?
Cerramos agradeciendo a Viviana por compartirnos toda esta información. Viviana nos agradece por las ideas y el espacio de diálogo.
Presentes: Viviana Ávila Alfaro, Natalia Castro, Diana Higuera, Natalia Villarroel Torres, Silvia Rivera Alfaro.
Autorxs
Natalia Villarroel Torres (ella/she/her) es estudiante de doctorado en el Programa Latin American, Iberian, and Latino Cultures en la City University of New York (CUNY). Obtuvo su licenciatura en Lengua y Literatura Hispánica y su Máster en Lingüística en la Universidad de Chile entre 2011 y 2018. En 2019 Natalia completó un certificado en Educación Superior y Didáctica en la Universidad Central de Chile, mismo lugar en el que impartió cursos relacionados con educación, lenguaje y alfabetización desde enfoques sociolingüísticos.
Silvia es estudiante del doctorado en Latin American, Iberian and Latino Cultures en The Graduate Center (CUNY). Cursó el certificado en Interactive Technology and Pedagogy en la misma institución. Tiene una Maestría en Lingüística y un Bachillerato en Filología Española, ambos por la Universidad de Costa Rica. También se dedica a la narrativa visual y la ilustración.