Presentes. Julián Rivera. Denisse Gómez-Retana. Naomi Bretón. Silvia Rivera Alfaro. Verónica Viera Itzeta. Victoria Furtado. Karen Gabriela Cetre. Cecilia Manzione. Natalia Villarroel. Jessica Eimy Tacas. Elena Ponte. Félix González.
Anuncios. La próxima sesión será nuestro segundo aniversario. Natalia comenta el proceso que estamos haciendo para el dossier para el LLJournal, y que aún estamos abiertas a contribuciones.
Nueva integrante. Jessica se conecta desde Perú. Es directora de un comité estudiantil de estudiantes de medicina, carrera de la cual es estudiante de último año, y es voluntaria en el comité feminista de Chile Juntas Somos Más.
Iniciamos la sesión. Victoria comenta que desde la planificación se preocuparon un poco por “¿cómo le llamamos a esto si una práctica discursiva o qué”? Las lecturas para hoy son:
- Federici, Silvia (2021) «¿De dónde viene la idea de que las mujeres chismosean?», Lobo suelto. Disponible aquí. Traducido de Federici, S. (2018). On the Meaning of ‘Gossip’. Witches, Witch-hunting and Women [capítulo 5]. Oakland: PM Press.
- Lagarde, Marcela (2011). Los chismes. Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas (última sección del Capítulo VIII “La subjetividad: las creencias”). México: UNAM, pp. 347-362.
Lectura complementaria:
- Jones, Deborah (1980). “Gossip: Notes on women’s oral culture”, Women’s Studies International Quarterly, 3(2), 193–198. Disponible aquí.
Victoria nos comenta sobre el perfil de las autoras. Sobre Silvia Federici nos comenta que ella misma es fan, y que es una autora muy reconocida en el ámbito feminista. Nos comenta que más allá de su gran producción, es una persona muy cálida y amable. La describe como una feminista que nació en Italia en 1942 y se mudó a EE.UU. en los 60. Creció en la Italia de la posguerra y se formó en el contexto de luchas obreras y en el autonomismo italiano. En los 70 participó en una campaña por remuneración del trabajo doméstico, cuyo objetivo principal era visibilizar el trabajo doméstico como trabajo para sostener la sociedad. Luego se fue a vivir a Nigeria, que le ayudaron a pensar cómo el proceso de acumulación originaria no se había acabado, sino que el marxismo reconvertía las formas de acumular y desposeer. Su libro más conocido quizá es el Calibán y la Bruja, que tiene relación con el cambio del feudalismo al capitalismo para componerse como tal.
Marcela Lagarde es una feminista mexicana que actúa desde la academia y de algunos espacios institucionales. Su obra más difundida son “Los cautiverios de las mujeres”, con una mirada antropológica sobre la feminidad, muy exhaustiva. También es una de las autoras que es referencia al pensar la categoría de feminicidio, por el modo en que la retoma, amplía la discusión y la trae al mundo hispánico el término, con la mirada antropológica sobre el asunto. Se trata de una figura un poco polémica porque también tiene una mirada sobre el feminismo y sobre las mujeres que ha sido criticada y cuestionada.
Denisse amplía la importancia de Lagarde para integrar el término feminicidio al ámbito penal y la figura jurídica.
Sobre Deborah Jones, desafortunadamente no encontró más información. Este texto se convirtió en un texto de referencia de Deborah Cameron. Es decir, se trata de una de las pioneras.
Karen comenta que aunque no ha leído estos textos en particular, sí ha estado leyendo otros artículos que ponen énfasis en el tema del chisme, en torno a la sociedad lingüística. Para Karen el término chisme se puede remontar a lo colonial cuando las mujeres se reunían en pequeñas sociedades donde empieza a generarse la confianza de confiar en un grupo pequeño de mujeres qué es lo que te ocurre. En esos pequeños grupos donde las mujeres iban a tomar el té, bordar, o hacer otras cosas… Ahí las mujeres podían expresar cosas que no se podían expresar y de ahí las mujeres empiezan a luchar por sus derechos. Para la actualidad, dice Karen que siguen existiendo estos grupos de intercambio. Nos comenta sobre experiencias propias en conversaciones con colegas. Esto es lo que le parece referencia de manera general. Silvia le pregunta qué ha estado leyendo. Nos comenta que ha estado leyendo unos glosarios de términos en función de feminismo y también ha estado leyendo María Magdalena Revelada de Waterson. Por eso, conectó con las referencias a Lagarde sobre monjas y otras figuras. Nos comenta un poco sobre el libro de María Magdalena Relevada y el tema del cristianismo.
Silvia habla sobre el texto de Silvia Federici, comenta que le ha gustado mucho y le ha parecido muy interesante la historia del término gossip, del cual hace una pequeña recapitulación. Particularmente le impresionan los Scold’s bridle, las tecnologías que fueron utilizadas para silenciar a las mujeres y también a las personas que habían sido esclavizadas.
Jessie dice que le pareció interesante el texto de Silvia Federici. Le parece interesante cuando habla de las voces del pasado, y retomar la historia. Esto le pareció muy bien relacionado con el texto en inglés, sobre la parte neurológica del género masculino y femenino a través de la historia… le parece importante revisar los aportes actuales.
Julián comenta que leyó Lagarde y Jones. Le llamó mucho la atención el tema de la sesión. Los dos textos le parecieron muy buenos. Complementa el comentario de Jessica, dice que le gusta que podamos hablar del chisme como un género textual o un género comunicativo. Jones habla de las funciones comunicativas que tiene, de las inflexiones, de las categorías lingüísticas que tiene. Por su parte, para Julián, Lagarde habla mucho de las funciones sociales. Y la función negativa que tiene el chisme y la mujer chismosa es lo que más le parece interesante. El tema del castigo y el rechazo social. Le llama la atención del tema de saber con quién, dónde y con quién repartir el chisme. Desde la lexicografía le llaman la atención los términos “metiche”, entrometidx, y “mitoterx”, chismosx.
Natalia pregunta si la pregunta de si trata de un género, una práctica lingüística, y un género discursivo cómo fue abordada en el grupo coordinador del espacio pedagógico. Victoria comenta que en realidad se han preguntado si es una de estas o si es todas a la vez. Ernesto comenta que el chisme tiene una amplia carga generificada, por eso. Natalia continúa diciendo que cree que el chisme como fenómeno lingüístico se podría ver como una práctica de las comunidades marginales.
Natalia comparte un paper de Alejandro Paz para señalar que el chisme es señalado por ser una práctica de comunidades marginadas. Destaca las imágenes donde se muestra boletines que incluían chismes. Siguiendo a Julián, Natalia comenta sobre la palabra cahuines, para referir a un agrupamiento social de los mapuches, que remite más a una fiesta. Relata que también hubo un cambio en el sentido de la palabra para señalar algo negativo y una práctica exclusiva de mujeres.
Silvia retoma el tema de las comunidades marginadas que comenta Natalia. Silvia menciona el creole limonense; este creole se nombró por una lingüista como mekatelyu, que hace referencia a May I can tell you something?
A Silvia le parece el texto de Marcela esencialista, además de que generaliza cuando habla de las mujeres. Se pregunta de qué época es el libro. Victoria responde en el chat que es de 1990. Considera las miradas de las mujeres que presenta Lagarde como preocupante y la relaciona con Robin Lakoff. También se pregunta la relación del chisme con la formación de las masculinidades, como en “Performing Gender Identity” de Deborah Cameron.
Denisse también vuelve a Lagarde y Federici. También le parece que son muy opuestas las posturas con las que tocan el tema. Cree que Federici reivindica el tema del chisme como una práctica de mujeres, pero no en el contenido, sino solo en hablar las mujeres y reunirse. Le parece que Lagarde sí se extiende mucho en el contenido de los chismes y los diferentes usos del chisme y cómo el chisme hace comunidad entre las mujeres, aunque no sea una comunidad a la que Denisse aspiraría, aunque no sean positivos. Otra cosa que le parece que va conectada con la marginalidad, es que el chisme no está señalado por ser una práctica de mujeres, sino por el contenido, pensando que “las mujeres malas son las que hacen esos contenidos”. Lagarde también habla del chisme como añadir información que no es cierta. Denisse se pregunta si del momento en que Lagarde escribió el texto al presente se ha cambiado la visión sobre el chisme. Finalmente, Denisse conecta en un sentido amplio el uso de chismes como en Me too.
Julián aporta al tema de la marginalidad. Agrega sobre el tema de una lengua secreta de mujeres en China, cuya escritura es muy conocida. Agrega que las palabras que él comentó también vienen de lenguas indígenas (acá un ejemplo sobre nauhatlismos y una etimología sobre mitote), hablando a partir del diccionario de mexicanismos. Agrega a la pregunta la idea si además de tacharse negativamente la charla entre mujeres, también hay un tema de clase. A los regionalismos sobre chisme, en el chat Giobanna agrega Bochinche y Bochinchera en Colombia.
Victoria sobre el artículo de Deborah Jones destaca el chisme como algo privado, aunque ella al estudiar las prácticas discursivas en el feminismo considera el chisme un antecedente interesante para analizar la realidad de las mujeres en un sentido colectivo y recuerda las asambleas feministas de los 70.
Victoria recupera el hecho de que en las cazas de brujas o juicios de las mujeres, las obligaban a denunciarse unas a otras, que un acto que pareciera tan etéreo sea usado también para matar mujeres o una época así. Le recordó un texto que también estudiaba la caza de brujas y que una forma de juzgar a las mujeres era si no podían recitar los textos religiosos (se disculpa por no recordar a las autoras). Del texto de Lagarde rescata la idea de que el chisme tiene un carácter político porque por medio de la palabra se incide en la realidad. Esto la interpela como lingüista. Le parece que el hecho de que haya grupos marginales, no solo las mujeres, compartiendo sentidos y creando sentidos, eso preocupa a los grupos de poder, y que allí es donde se conectan los puntos que veníamos conversando.
Ernesto comenta que en el texto de Lagarde sentía que se puede hacer el bien y el mal. Se pregunta por las maneras en que las distintas personas conceptualizan el chisme. Le parece importante separar el chisme de los criptolectos (lenguas secretas). Sí le parece que en Perú al menos ha habido un cambio sobre la manera en que se entiende a que alguien sea chismoso, a partir de programas de televisión por ejemplo, donde conductoras de televisión resignifican la palabra diciendo que eran chismosas. Le parece que el texto de Jones ayuda a entender más, como algo más seminal. Le gustó mucho este texto. También le parecen muy interesantes las etimologías que están dandose en la conversación.
Dice Verónica que también le generó contradicciones el texto de Lagarde. El tema de re-apropiarnos de las armas. Eso sí, también le pasaba en línea con el comentario de Ernesto de que sí hay prácticas en línea del chisme que se trata de compartir experiencias, dolores, alertar sobre peligros posibles. Le parece que tiene mucho sentido que se haya tratado de ir contra eso porque nos fortalece y nos organiza. La otra parte, la parte negativa del chisme entre mujeres, como una característica negativa y peligrosa, cree que esta es la que crea más lío. Félix agrega en el chat: “Magali Medina, la conductora del programa de chismes en Perú, a quien muy posiblemente se refería Ernesto, decía abiertamente que se enorgullecía de ser chismosa. Porque estos programas de chisme dan la impresión de dar un poder a quien se estima ser la persona difusora del chisme.”
Silvia comenta que para ella le llamó la atención cuando Lagar menciona que ”los chismes son posesiones que se intercambian y tienen valor establecido de acuerdo a una jerarquía organizada en torno a lo implicado, lo permitido y lo prohibido, lo verosímil y lo increíble” (p.357) – ¿qué implicaciones tiene esta mirada/comprensión desde una perspectiva glotofeminista?
Karen comenta en línea con Verónica y Silvia que el chisme puede ser utilizado como arma de manipulación. Comenta que alguien en el chat ponía que en un lugar donde se ve mucho chisme es el ambiente de trabajo, entonces habla de cómo se podría utilizar como una herramienta para agredir.
Ernesto comenta una anécdota que conoció a partir de las mujeres trans con quienes trabaja. Habla de las prácticas lingüísticas entre polaridades entre identidades masculinas y femeninas, y decía que a los hombres no quieren que las mujeres trans y hombres gays anden con sus compañeres porque eso les empodera. Para Ernesto el chisme puede ser una práctica de resistencia para aquellas personas que han sido minorizadas. Natalia propone en el chat una definición para chisme como “Quizá práctica social, política y de resistencia. Utilizada para el bien, el mal y la vida en general.”
Denisse vuelve a la sección que mencionó Silvia, se refiere a un test para las películas para hablar de la participación de las mujeres que la hizo pensar. En línea con Ernesto, coincide que Lagarde escribe como en un vaivén muy circular. También se pregunta cómo ha cambiado el término de chisme conforme cambian las comunidades de mujeres, pero también continúa pensando que existe también el chisme como forma de agresión. En cuanto a la formación de comunidades se pregunta qué tan valiosa es la idea de que sea para excluir a otras mujeres, qué tan importante pueda ser esa comunidad. A partir del comentario de Denisse, Ernesto escribe en el chat: “Qué interesante, Denisse, no lo había pensado así. Como que por tener menos seguridades materiales, el impacto de un chisme nocivo puede ser mayor para las mujeres que los hombres generalmente.”
Jessica agrega que el chisme también puede traer una respuesta no solo de la persona de la cual se está hablando, sino también que el momento del chisme puede traer conflicto y desprestigio. Pone de ejemplo sobre informaciones no confirmadas en medios de comunicación que luego difícilmente trabajan en deconstruir ni se disculpan. Denisse dice en el chat que este es el ejemplo perfecto de chisme como agresión. Jessica comenta el daño que hace el chisme a nivel de salud mental; por ejemplo en chismes que pueden cambiar el comportamiento de alguien. Comenta que no sabemos el modo en que piensan otras personas, pero que la información sea como sea dicha tendrá una consecuencia. Le preocupa el peso y responsabilidad que se tiene al generar un chisme. Denisse comenta en el chat: “Creo que Karen comentaba que el chisme afectaba más a las mujeres. Eso lo relaciono con lo que señala Jessica, en el sentido de que personas con menos recursos pueden resentir más un chisme.”
Silvia comenta en línea con Jessica que en el tema de salud mental, no todas las personas pueden manejar igual la información de un chisme, y que contar un chisme a alguna gente puede ser más bien dañino. Se pregunta si sería importante preguntarnos más cómo definir el chisme, dado que hemos mencionado que tiene aspectos positivos y negativos, así que le parece importante como lingüistas feministas.
Natalia comenta el tema del resentimiento como política en la cuestión de afectos, y cómo está el tema de la intención en el uso o creación de un chisme. Victoria comenta que de esta sesión le parece importante cómo tenemos estos textos nos llevan a una conversación más amplia en la que no todo se puede ver bien/mal; podemos ver que no todas las prácticas son de cuidado y preguntarnos cuáles lo son y cuáles no.
Ernesto comenta que además de estar asociado a lo femenino esto se ve como asociado con la oralidad, lo sutil, lo que es breve. Varias compañeras agradecen a Victoria por proponer este tema; y ella nos agradece por el entusiasmo.
Autorxs
Silvia es estudiante del doctorado en Latin American, Iberian and Latino Cultures en The Graduate Center (CUNY). Cursó el certificado en Interactive Technology and Pedagogy en la misma institución. Tiene una Maestría en Lingüística y un Bachillerato en Filología Española, ambos por la Universidad de Costa Rica. También se dedica a la narrativa visual y la ilustración.