Sesión 4. El lenguaje de las manifestaciones feministas uruguayas con Victoria Furtado

Empezamos la sesión tertuliando sobre la situación de la semana en Uruguay: particularmente, el debate público en torno al lenguaje inclusivo. 

Victoria Furtado nos cuenta sobre el debate en el congreso, donde incluso un diputado intenta frenarlo por medio de una propuesta de ley. Ernesto Cuba comenta que es curioso, pues en Perú el lenguaje inclusivo no ha causado un debate público tan acalorado como el que vemos para Uruguay. 

José del Valle nos comenta que en España la institucionalización del feminismo fue llevado a cabo por los “grupos de mulheres” articulados con izquierdas y de este modo lograron crear una institucionalidad feminista. El lenguaje inclusivo entra en el debate de cambios de otro tipo, y la Real Academia Española (RAE) decide intervenir (informe Bosque, 2012).

Presentación de Victoria Furtado. En esta ocasión Eida Martínez presenta a Victoria, que es militante feminista y lingüista (acá su bio). En esta sesión discutiremos su trabajo Alertas feministas: lenguaje y estéticas de un feminismo desde el sur, del cual es coautora con Valeria Grabino; Victoria nos comentará de su trabajo de investigación del máster que cursa.

Empezamos hablando del artículo, particularmente enlazándolo al tema anterior. Victoria nos cuenta que ella venía compartiendo con Valeria en el grupo de trabajo de mujeres, movimientos sociales y feminismos. Este artículo particularmente empezó como una ponencia, y luego se convirtió en el texto que conocemos. 

Actualmente, este mismo tema pasó a convertirse en los proyectos de investigación de ambas autoras. En el caso de Victoria, su tesis de maestría trata sobre las estrategias discursivas del movimiento feminista en Uruguay. En el caso de Valeria, a partir del artículo planteó su tema de tesis doctoral que está en curso. 

Experiencia. Valeria y Victoria empezaron por articular el tema de cuerpo y lenguaje desde un abordaje etnográfico con su observación como participantes del movimiento feminista. Tal como relata el artículo, en 2014 se volvió a “poner en movimiento en movimiento” con manifestaciones en la calle; por ejemplo, se retomaron las marchas del 08 de marzo. 

Así, nos comenta Victoria de la existencia de dos procesos, uno de institucionalización del feminismo, que sobre todo tuvo centralidad en los años 90 con la creación de políticas públicas y espacios institucionales, y que llevó a que decreciera el movimiento feminista. El segundo proceso es el resurgimiento del movimiento en la calle, que es en el cual se centra su artículo. 

Sobre lenguaje y género. Al hablar del interés por el estudio de lenguaje y el género, dice Victoria, que aquello de lo que todo mundo habla y piensa primero es el lenguaje inclusivo. Por esto, ella quería tener algo que decir sobre el tema, tener un argumento, y fueron en esa dirección sus primeros trabajos. 

En esta dirección, Silvia le pregunta sobre su artículo de 2013 acerca del lenguaje inclusivo en el Congreso de Intendentes (Uruguay) donde plantea la posibilidad y dificultad para visibilizar otros puntos de vista. Victoria afirma que su interés era plantear que hay otros puntos, más allá de la oponión persona de ella, o de estar a favor o en contra. 

Eida señala que, un hecho importante del artículo de Victoria y Valeria es que amplía el tema del lenguaje inclusivo al lenguaje en general. Para Eida, en Centro. América “las personas que nos interesamos en lenguaje-género no teníamos cómo articular lenguaje con combate a la violencia (ej. feminicidio)” y este es un gran aporte del texto que comentamos en esta sesión, pues articula los cuerpos, el lenguaje y la acción política en respuesta a los feminicidios en Uruguay. 

En esta línea, Ernesto señala que en el tema el feminicidio el lenguaje a creado formas de nombrar. Victoria apoya la idea con el ejemplo de que en Uruguay la prensa pasó de “crimen pasional” a “feminicidio” hace unos 6 años. Sin embargo, apunta, reconocer con una ley la figura del ‘feminicidio’ (lo cual es algo positivo) no cambia la realidad, pues el fenómeno sigue ahí. 

En el caso de Centroamérica, Eida nos comparte que fue con Marcela Lagarde que en los años 80 se empezó a introducir el concepto de feminicidio, pero que en la región ha sido difícil su adopción. Nos cuenta a modo de ejemplo, que en Costa Rica para 2007 ya se tipificaba el feminicidio de varias formas, tales como feminicidio simple y feminicidio complejo. Además, nos comparte que a junio de 2020 en ese país había habido 6 feminicidios (tipificados como tales), pero que del año anterior todavía había 23 crímenes sin definirse, pues se trata de un proceso complejo. 

Así, Ernesto retoma el hecho de que la innovación léxica retrata realidades. Da de ejemplo cómo el término ‘violencia doméstica’ cambia a ‘vioelncia de género’. Señala que la RAE ha rechazado esta denominación, tal como sucede con otros temas del género. 

Continuando con la discusión del artículo, a partir de la contextualización que plantea Victoria en torno a la institucionalización, José del Valle pregunta qué entendemos por “institucionalización”. Victoria responde que, desde su perspectiva (y cita a Silvia Federici), en los años 90 en América Latina los colectivos base del movimiento feminista se convierten en organizaciones no gubernamentales (ONG) y, debido al debilitamiento estatal por el modelo neoliberal, se tercerizan las políticas públicas por medio de tales ONG. 

Ese proceso de institucionalización se dio poco a poco. Empezando por la Conferencia de la mujer en la ONU en los años 70 y 95. En estos espacios, las mujeres pasan a tener figuración pública y así, la lucha se movió de la calle a otra esfera: la institucional. 

La institucionalización plantea gran complejidad, pues se puede hablar del Estado neutralizando el ímpetu de cambio. A modo de ejemplo de dicha complejidad, Ernesto nos comenta que en la IV Conferencia Mundial sobre Mujeres (ONU) en Beijing (1995), el único mandatario hombre que participó fue Alberto Fuijimori.

Continuando con la elaboración teórica sobre la institucionalización, José retoma la propuesta de Victoria y la resume en el binomio “institucionalidad vs calle”. En este sentido, según indica José, se construye la calle como un sujeto político. Para José, una necesidad es que podamos dedicarnos a esta elaboración sutil. 

Al hablar de la calle, volvemos a 2014, que es cuando empiezan las manifestaciones que estudia el artículo de Victoria y Valeria. En ese año, dice Victoria, grupos que no son parte de ninguna organización empiezan a salir a las calles; por ejemplo, amigas y familias. El movimiento social se encuentra pensando también en otros procesos sociales. 

También se da un feminismo popular: compañeras que piensan problemas globales desde el feminismo, no solo pensar los temas de las mujeres -señala Victoria. Así, en Uruguay en el 2014 hay un encuentro y se decide salir el 8M (08 de marzo). Y en Chile fue al parecer en 2018 con la ocupación de las universidades y las denuncias de temas de género.

Algo similar pasa en Argentina. Según nos cuenta Olinda, en 2015 es cuando empieza con más fuerza el movimiento ni una menos tras un feminicidio en Rufino. Olinda agrega que en el movimiento participan organizaciones sociales, partidos políticios y ahora también trabajadoras sexuales, que se han itegrado a los encuentros nacionales.

La construcción del “nosotras”. Hay un detalle del artículo que nos llama la atención y es la construcción del “nosotras” del movimiento feminista en Uruguay. Nos cuenta Victoria que este “nosotras” se construye desde el acuerdo, cada una reacciona en el acuerdo y desde ahí se proponen movilizaciones y acciones a los temas comunes. Luego, en los temas donde hay diferencia, se acciona diferente, con independencia.  Las identidades se construyen en el accionar. Esta es una diferencia. 

Olinda pregunta si se discute el tema del caracter mixto de las marchas. Victoria dice que las mujeres marchan adelante, que los grupos mixtos y los hombres van luego, hay un acuerdo de no protagonismo y una forma de enunciación en el espacio. 

Lidia pregunta sobre la enunciación colectiva no estado-céntrica, pensando en la noción de las diverencias que viene de los años 70: las mujeres y otrxs a quienes se refiere la enunciación. Se pone la diferencia sobre mesa y más la heterogeneidad que no se puede “homogenizar”. 

La pregunta que surge es cómo dar respuesta desde el Estado a esa heterogeneidad; la respuesta “faltante” hace que el movimiento continue funcionando. 

Recomendación. José nos recomienda leer Contra Los Hijos, de Lina Meruane. 

Presentes. Victoria Furtado. Olinda. Eida Martínez Rocha. Ernesto Cuba. Iván Alejandro Villanueva. Cecilia Manzione Patrón. Lidia Becker. José del Valle. Lara Solórzano Damasceno. Verónica Viera. Miryam. Mariana Málaga. Lucía. Mariana Fávila. Silvia Rivera Alfaro

Autorxs

fotografía Silvia Rivera Alfaro
Perfil | Publicaciones

Silvia es estudiante del doctorado en Latin American, Iberian and Latino Cultures en The Graduate Center (CUNY). Cursó el certificado en Interactive Technology and Pedagogy en la misma institución. Tiene una Maestría en Lingüística y un Bachillerato en Filología Española, ambos por la Universidad de Costa Rica. También se dedica a la narrativa visual y la ilustración.