En esta sesión de lectura guiada por Lara Solórzano Damasceno participaron Natalia Villarroel Torres, Victoria Furtado, Mariana Favila Alcalá, Silvia Rivera Alfaro y Thayrine Kleinsorgen.
Carolina Maria de Jesus (1914-1977), una catadora de papel brasileña que vivía en la favela de Canindé, en São Paulo, encarna, para Lara, el lugar de enunciación descrito por Djamila Ribeiro. A pesar de haber cursado sólo hasta el segundo grado escolar, De Jesus utilizó su conocimiento de la escritura para registrar su cotidianidad, escribiendo su propio libro en restos de papeles y cuadernos viejos que encontraba en los basureros. Su trabajo fue descubierto por un hombre blanco, quien facilitó su publicación y lo presentó al mundo, aunque bajo una narrativa de ‘rescate’. Sin embargo, aún no se le ha reconocido el lugar que realmente merece, ya que su figura es frecuentemente recuperada de manera fragmentada o en relación con otros, invisibilizando su singularidad y legado.
Lara también hizo mención del libro Quarto de Despejo, y compartió la lectura de la primera página y reflexiona. Esta es la imagen:
“Cuarto del desahucio” es un diario que se convirtió en un Best Seller en Brasil, pero aunque recibió un reconocimiento económico por él mismo, este fue limitado. Debido a que la autora escribió sus diarios en un portugués “no estándar” o como se dice en portugués no aplicó la “norma culta”, reflejando su nivel educativo limitado y su contexto socioeconómico, en las primeras ediciones, se realizaron ajustes ortográficos y gramaticales, lo que generó debates sobre la autenticidad y la preservación de la voz original de Carolina.
Lara destaca la frase “O lixo vai falar, e numa boa” de Lélia González. Lara plantea que esta frase significa algo parecido “la basura va hablar, y en el buen sentido”. Silvia menciona que le parece muy rico como Lugar de Fala trae el concepto de “desobediencia lingüística” y el pretugués. Por mucho tiempo se creyó que esta era la primera mujer negra en ser publicada, sin embargo ya existía Úrsula, novela de Maria Firmina dos Reis la cual había sido escrita y publicada en 1859. Es considerada la primera novela abolicionista y la primera novela escrita por una mujer negra en Brasil, lo que la convierte en una obra de gran importancia histórica y literaria. No obstante, debido a las dinámicas raciales de poder estuvo más de un siglo en el olvido. Lara se pregunta cuánto habrá que no conocemos.
Lara recupera las mujeres que cita/recupera Djamila Ribeiro en el libro en la diapositiva que se ve abajo:
Silvia menciona que para ella fue muy sorprendente cómo Sojurner Truth dijo todo lo que ahora se entendería como “interseccionalidad” y que no necesitaba toda una explicación para comprender. Le sorprende que todavía no calen realmente las ideas de las mujeres negras, que estas autoras han venido defendiendo desde 1850.
Hacemos una actividad en menti.com sobre “o que voce associa com O Outro do Outro?”. Esta es la nube de palabras que formamos:
Silvia menciona que para ella es muy fuerte con la idea de hablar como derecho a existir. Y como estas mujeres que Ribeiro menciona encarnan eso. Luego continuamos con lo que asociamos con “o que voce associa com O terceiro espaco?”. Hablamos de cómo hay lugares de nosotras mismas que nos vemos.
Lara también rescata cómo Ribeiro critica “la carrera” o “competencia de opresiones” trayendo las voces de otras autoras también.
Natalia comenta sobre cómo Djamila Ribeiro fue amenazada. Pregunta sobre la escucha de las voces de Brasil en términos políticos, y pregunta por el lugar del portugués. Lara comenta el caso de Marielli Franco, y nos dice que mientras Djamila fue amenazada, a Franco sí le cumplen las amenazas. Comenta que todas tenemos opresiones pero las vivimos diferente. Lara piensa que el portugués no es la razón de la distancia, sino la falta de disposición a traducirlas entre otras razones.
Victoria comenta que para ella se superpone el tema de la lengua con el problema de que en general no leemos a feministas negras. Le parece que no es sólo lo lingüístico y la raza, que faltan las voces de mujeres negras en los espacios donde aprendemos de feminismos. Habla de cómo las autoras anglosajonas están traducidas en español, pero tampoco las leemos. Nos comparte un texto de un colectivo de la década de 1970 en Estados Unidos, en los cuales hablaban de ser el otro del otro. Le parece que este manifiesto tiene mucha riqueza por tratarse de un texto colectivo y comunitario, aportando a la idea de las voces comunitarias.
Silvia relaciona la idea del texto colectivo compartido por Victoria con las ideas sobre la experiencia colectiva expresada en Ribeiro trayendo a Patricia Collins. Lara comenta que un profesor brasileño negro comentaba que solía hacer trabajo comunitario en las cárceles, y que una vez que fue a dar clase a privados de libertad utilizando alfabetización popular, y que un día que cambiaron de personal no lo dejaron salir porque no le creían que fuera profesor. Este concepto le recuerda a Lara del tema de la necropolítica lingüística que ella ha propuesto y del derecho a existir y a los derechos más básicos.
Otro concepto que fue central para Lara es el de “a forasteira de dentro”. Nos pregunta con qué la relacionamos. Para Silvia es como estas cosas que no sabe sobre sí misma, los silencios de la historia que nuestras identidades oficiales nos hacen borrar. Nati trae cómo Ribeiro hace una crítica a la generalización, como “soy extraña dentro de mi mismo grupo” que puede ser el feminismo. Habla de la presentación del libro, y cómo le preocupa no solo ser invisibilizada, sino en que cómo se le ponga dentro de las formas de organización del conocimiento como práctica política. Para ella este es un gesto político importante dentro del mismo libro. Lara incluye que acá una de las críticas es la exotización de todo lo forastero. Trae la importancia de empoderarse de la forastera como práctica política y algo que se puede desarrollar desde ese espacio.
Silvia pregunta si esta idea de “la forastera interior” y “la competencia de opresiones” se pueden relacionar. Para ella uno de los problemas actuales es que es difícil escucharnos porque hay que competir por quien es le más oprimide y ese grupo tendrá más poder.
Vicky nos comenta que al presentar sobre su tesis de maestría le ha pasado que le preguntan, por ejemplo: “pero qué pasa con las voces de las mujeres negras?” Para ella, aunque la pregunta se comprende y es importante, muchas veces las lógicas de preguntarla parecen ser desde esa “competencia de opresiones”. Vicky menciona que en la sociedad ciertamente hay voces que silencian a otras, pero que si nosotras mismas no reconocemos los espacios de construcción siendo algo más horizontal como un germen positivo… entonces al final lo que tenemos es quedarnos calladas.
Silvia comenta que le pareció muy bueno lo compartido por Vicky. Para Silvia esta competencia y el foco en competir por sufrimientos, es una herramienta que muchas veces vienen de la misma lógica académica patriarcal, y que se va de poner a la otra en duda a desactivar y desmovilizar políticamente. Se pregunta si este es un problema de las izquierdas actualmente.
Mariana comenta en el chat “Estoy con temas del trabajo, chicas, o sea, «con un ojo al gato y otro, al garabato» (no sé si lo dicen en sus países), pero con esto que están comentando ahora quería compartir que desde hace unos días esta cuestión me viene dando vueltas en la cabeza a raíz de una discusión con un colega/traductor. Él sostenía que las mujeres en Afganistán la pasan mucho peor que las mujeres en México. Yo le decía que no, que ambas sufren en función de su contexto. Lo relacioné con el conocimiento situado y, por supuesto, con el silenciamiento.
Me pareció que de alguna manera él sugería que las mujeres en México no tendríamos por qué quejarnos cuando hay otros sitios donde la pasan peor, pero ¿cómo decirle a una madre buscadora o a una mujer indígena que no recibe atención médica o que ha sido encarcelada por no hablar español que no tiene derecho a quejarse cuando las mujeres en Afganistán la pasan peor”.
Nati comenta que a veces le parece difícil cómo en algunos espacios feministas siente que las discusiones no avanzan porque se quedan en la exposición de opresiones, no en la construcción a partir de herramientas para trabajar en colectivo. Le pregunta cómo escuchar y escuchar también nos calla y nos mantiene inactivas políticamente. Nati comenta que nos damos cuenta de nuestras fortalezas y debilidades, pero es difícil construir la palabra pública en medio de la competencia de sufrires. Le parece una actividad muy neoliberal que no nos deja avanzar.
Mariana pregunta: “¿cómo se mide el sufrimiento? Pero, de entrada, ¿por qué tendríamos que medirlo? (Eso es tan positivista)”. Lara comenta cómo hay opresiones que matan y atenta contra toda dignidad humana. Lara retoma el caso de Catalina Maria de Jesus. Se pregunta cómo en un caso como este que la opresión lleva a sobrevivir o no poder sobrevivir… entonces cómo lo llevamos. Vicky habla la importancia del colectivo, juntas… no nos movemos desde el lugar de la impotencia.
Para Silvia medir el sufrimiento es una forma de meritocracia, porque da un poder. Se acumula sufrimiento y a partir del sufrimiento se logra un poder que luego sirve para decir algo como “yo soy quien más sufre y ustedes tienen que hacer lo que yo quiera”. Mariana agrega “Yo suelo citar a Ignacio Ellacuría, que, si bien es un jurista español, creo que tiene razón cuando sostiene que la peor violación a los derechos humanos es la que ocurre en el momento (o sea, cada persona que sea víctima de una opresión o de una violación a sus derechos humanos definirá cuán grave o lacerante es esa situación). Esa mirada va de la mano con la colectividad, me parece, por que invita a la empatía y al reconocimiento de la vulnerabilidad propia y ajena. En otras palabras, en tanto nos reconozcamos como seres vulnerables, susceptibles de que se violen nuestros derechos de un momento a otro, podemos acompañarnos en esa situación para superarla y evitar que vuelva a ocurrir.”
Nati comenta que a veces le parece fuerte cuando en un espacio las dinámicas de meritocracia hacen que no se puedan compartir perspectivas políticas. Lara nos cuenta cómo estaba escribiendo sobre Beatriz Nacimiento, y en algún punto sentía como “con qué derecho puedo hablar sobre esta autora negra, sin ser negra?” Lara nos cuenta cómo al final publicaron, y nos dice que hay que hablar, pero teniendo claro más sobre la otra persona y su lugar, y hablar desde la sensibilidad. Sin que tengamos que ser policías de quién puede hablar o no. Mariana comenta “Veo un paralelismo, entre ser policía del sufrimiento y ser policía de la lengua: tu argumento pierde validez, credibilidad o sostén en función de cuánto has sufrido o no, o bien dependiendo de tu ortografía o redacción”.
Para cerrar, Lara nos comparte un diagrama de flujo sobre cuándo hablar. Silvia agradece a Lara por todas las autoras que nos compartió. Además, le parece es una gran invitación a seguir aprendiendo y lo que necesitamos. Agradece por la reflexión para nuestro ‘lugar de fala’ como trabajadoras del lenguaje. Vicky agradece también por las autoras y por la forma en que Lara dinamizó nuestra conversación.
Nati propone que sería interesante ir translenguando en nuestro espacio, incluyendo más en portugués. Vicky considera que podría ser un gran aporte.
Autorxs
Poeta brasileña-costarricense, docente en la Escuela de Lenguas Modernas de la Universidad de Costa Rica, traductora e intérprete políglota.
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Lara Solórzano Damascenohttps://linguisticafeminista.com/author/lsd/
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Silvia es candidata a doctora en el Programa de Culturas Latinoamericanas, Ibéricas y Latinas en CUNY Graduate Center. Cursó el certificado en Interactive Technology and Pedagogy en la misma institución. Tiene una Maestría en Lingüística y un Bachillerato en Filología Española, ambos por la Universidad de Costa Rica. También se dedica a la narrativa visual y la ilustración.
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Silvia Rivera Alfarohttps://linguisticafeminista.com/author/silvia-riveralfaro/
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Natalia Villarroel Torres (ella/she/her) es estudiante de doctorado en el Programa Latin American, Iberian, and Latino Cultures en la City University of New York (CUNY). Obtuvo su licenciatura en Lengua y Literatura Hispánica y su Máster en Lingüística en la Universidad de Chile entre 2011 y 2018. En 2019 Natalia completó un certificado en Educación Superior y Didáctica en la Universidad Central de Chile, mismo lugar en el que impartió cursos relacionados con educación, lenguaje y alfabetización desde enfoques sociolingüísticos.
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Natalia Villarroel Torreshttps://linguisticafeminista.com/author/nativt/
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