¿Sin derecho a decir en un congreso de feminismo digital?

Hace unos días una amiga indisciplinada nos pasó un enlace sobre Feminismo Digital y su II Edición de «Congreso Internacional Feminismo Digital: Los Derechos de las Mujeres en la era de Internet». Y ¡claro!, como integrantes de una comunidad digital feminista internacional nos emocionamos mucho con la idea de participar para conectar con otres y compartir sobre Indisciplinadxs.

Paradógicamente, el congreso nos quitaba el derecho de contar nuestra propia experiencia, ya que el evento cuenta con unas “Directrices de lenguaje feminista” que de plano excluyen temas que hemos conversado y palabras que utilizamos en nuestra comunidad. Sí, queríamos hablar del lenguaje, y encontramos que no podríamos contar las experiencias de nuestra comunidad. 

Todo lo que se presenta en la tabla como poco preciso” es todo aquello de lo que no quieren hablar las organizadoras. Es doloroso, porque se quedan con un concepto de feminismo fosilizado y que no escucha el presente. Sí, porque lo poco preciso es ignorar el presente. Lo poco preciso es ignorar que compañeras, compañeres y compañeros reclaman su derecho a existir desde su propia identidad de género o ser respetadas por sus decisiones sobre sus cuerpas.

Como habíamos visto con Vasallo, en su libro Lenguaje inclusivo y exclusión de clase, el sistema es un método. Acá un grupo quiere hacerse del poder normando cuál es supuestamente el feminismo correcto con la contraposición de que supuestamente hay un lenguaje feminista y otro que no lo es. Con esas normas ponen claro que quieren tomar una posición hegemónica para decir quién incluye a quién en el congreso. Lo que en realidad se traduce en quién tiene el derecho a participar y quien no. 

Indisciplinadxs es una comunidad que respeta las distintas formas de acercarnos al feminismo y son parte de nuestra comunidad compañerxs que se identificarían con las palabras que se censuran. También, como comunidad mayoritariamente latinoamericana, y desde una perspectiva decolonial, está claro que las comunidades del continente no se identifican únicamente como hombres o mujeres (únicas categorías que propone dicho congreso), por lo cual imponernos esas formas de hablar resulta re-colonizante. Paso. 

Pero sí deja un sinsabor enorme no poder participar de la conversación ciberfeminista porque de antemano la palabra está tomada por una visión que se hace llamar feminismo, pero en realidad encubre un discurso de odio. Molesta también de que se quieran tomar el nombre de “feminismo digital” y el poder de normarlo. El mundo digital es mucho más queer que lo que unas cuantas quieren hacerlo ver. 

Autorxs

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Silvia es estudiante del doctorado en Latin American, Iberian and Latino Cultures en The Graduate Center (CUNY). Cursó el certificado en Interactive Technology and Pedagogy en la misma institución. Tiene una Maestría en Lingüística y un Bachillerato en Filología Española, ambos por la Universidad de Costa Rica. También se dedica a la narrativa visual y la ilustración.

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