Sesión 11. El género gramatical (auto)representando a mujeres, personas trans e intersex

Para esta sesión partimos de dos textos que nos permiten ampliar el diálogo más allá de los cuerpos cis y la cuestión del género gramatical. Puntualmente, de Mercedes Bengoechea (2005) leímos “Cuerpos Hablados, Cuerpos Negados y el Fascinante Devenir del Género Gramatical”, y de Rodrigo Borba y Ana Cristina Ostermann (2007), “Do Bodies Matter? TravestisEmbodiment of (Trans)Gender Identity through the Manipulation of the Brazilian Portuguese Grammatical Gender System”.

Antes de empezar la discusión, conocemos a Sebastián Díaz, que se une desde Colombia. Ernesto nos cuenta que la próxima sesión tendremos la visita de Rodrigo Borba, co-autor del texto que hemos leído para este encuentro. También anunciamos que volveremos a leer únicamente un texto por sesión para poder discutirlo detalladamente.

Empezamos. Partimos de la relación de estos textos con la sesión 10. Para ello Silvia reseña las lecturas de la sesión previa y comenta cómo, a pesar de la perspectiva de algunos académicos de la RAE (en masculino) de incorporar las formas femeninas para nombrar las profesiones, no se incorporó en la institución a las mujeres. Más bien, rechazaban a mujeres reconocidas por no utilizar las formas que ellos consideraban correctas.

Tal es el caso de Emilia Pardo Bazán, quien firmaba como la académico. Los académicos se oponían al uso de formas masculinas como marca de prestigio. Por eso consideraban a figuras como Pardo Bazán como malas feministas, tal como relata Aliaga Jiménez.

Silvia cuenta que, precisamente, el masculino de prestigio es uno de los usos que reseña Bengoechea. Por eso, ella y Ernesto decidieron traer su texto al diálogo. Además, recuerda que, en la sesión anterior, Paula evidenciaba cómo en carreras como la militar se sigue utilizando el masculino de prestigio (ejemplo: la cabo). Silvia menciona que también hay mujeres de áreas de la salud  que se presentan como la médico o el investigador en textos académicos.

Nos movemos hacia otro de los fenómenos que estudia Bengoechea: el uso del femenino como universal. Lidia comparte que recientemente, en Alemania, la ministra de justicia propuso una ley redactada enteramente en el femenino genérico. Ernesto propone que, al igual que en sesiones anteriores, hagamos un mapeo del uso del femenino genérico a partir de nuestras experiencias desde diversos sitios de Latinoamérica.

Paula trae a la conversación que, durante el último congreso de glotopolítica, el uso del femenino universal por parte de José del Valle causó impacto en su red de colegas, que tuvieron este como un hecho sobre el cual comentar. Pensando en la idea de “universal”, Paula se pregunta sobre cómo “todes” tiene una cercanía más al “absoluto” que al “compartido” y podría invisibilizar a las mujeres. Pone de ejemplo un grupo donde hay 16 mujeres y 1 hombre, y utilizan  el “todes” en lugar del “todas” para nombrar al grupo.

Victoria cuenta sobre un proyecto de estudiantes de lingüística de su universidad; entre sus resultados tienen que, a veces, se usa todes para identidades no binarias, y a veces como genérico. Aparece la pregunta de si esto podría llegar a invisibilizar a las mujeres si no sabemos qué hay tras la -e. ¿Cuándo efectivamente nos sirve para incluir identidades no binarias y cuánto incluye?

Natalia comenta su perspectiva a partir de la experiencia en Chile y leyendo sobre –@ / -x / -e. Para ella, el -@ es binario, y ve esta opinión como conocimiento compartido. Dice que la –e funciona como la insignia del movimiento LGTBI+. Desde su perspectiva, la –e se usa para incluir la disidencia, con intención de sumar. No obstante, ha escuchado argumentos en contra, porque la –e también puede marcar el masculino en palabras como presidente (sobre la cual hay tanta discusión). Para ella la –x es la menos marcada; sin embargo, se pregunta cómo leerla en voz alta. Nos pide contarle cómo es en nuestra experiencia.

Norma comenta que se ha topado con ámbitos donde se está incorporando la -i. Nos cuenta que recientemente leyó la guía de la Universidad de Mar de Plata, que presenta críticas similares a las que comentó Natalia. Para Norma, el femenino universal no se utiliza mucho en Argentina, al menos desde su experiencia; para ella se pasó del masculino genérico a la -e. De hecho, nos dice que le preguntó a un grupo de colegas periodistas si usaría el femenino universal y su respuesta fue un silencio.

Ernesto complejiza el tema agregando que también dentro de la comunidad gay muchas veces se cambia al uso del femenino. Explica que este fenómeno se denomina apelación invertida (inverted appellation) y consiste en usar formas femeninas (tanto morfemas como pronombres) para referirse a sí y a otros hombres gays. Nos cuenta que en Perú el fenómeno es coloquialmente conocido como mujerear.

Paula responde a la intervención de Norma agregando que ella sí se ha topado con el uso del femenino genérico en Argentina en algunos ámbitos. Lo ha escuchado con sus amistades gay, pero también con hombres heterosexuales; eso sí, señala que generalmente explican que lo hacen “porque hay mayoría de mujeres”. También habla de uso de guion en tod_s y también de eliminar las vocales, como en tods; para el último uso, pone de ejemplo al autor Daniel Link.

Mili comenta que en Perú ha encontrado todaes. Norma añade que ella también lo ha escuchado en Argentina.

Para el caso del femenino universal, desde su perspectiva Brayan comenta que en Colombia es visto como una forma muy política. Nos cuenta que está empezando a prestar atención a los narradores de futbol, pues con recién inició la primera liga profesional de mujeres y le ha parecido llamativo el tema. Se pregunta si quienes narran evitan que alguna expresión pudiera ser interpretada como femenino genérico.

En Uruguay, por su parte, Victoria nos recuerda que el movimiento feminista alterna entre la –e y la –a, o que en ocasiones aparecen juntas en un mismo texto. Este es un tema que habíamos comentado al leer un texto escrito por ella y otra investigadora.

Ernesto le pregunta a Natalia si ha escuchado usos del femenino universal en Chile. Natalia nos cuenta que la primera vez que lo escuchó fue también en el habla de José del Valle durante un evento de glotopolítica, precisamente, una escuela de verano. También dice que hace poco vio un meme circulando en el que se tachaba al femenino universal de “capricho feminista”.

En seguida, argumenta que es importante tener en cuenta el uso y la situación. Nos cuenta que Piñera usó “hola todas, todos y todes” públicamente, pero fue para tan solo reírse inmediatamente después y decir que el lenguaje inclusivo era un absurdo que debía ser eliminado. Retoma el tema del masculino de prestigio, y nos cuenta que en redes sociales hay profesiones en las cuales las mujeres se autonominan en masculino; pone de ejemplo “la abogado”.

A Silvia le parece interesante cómo el tema de lenguaje y género se va complejizando conforme transcurren las sesiones del círculo. Aquello que superficialmente quizá parecía un simple binarismo de formas no inclusivas vs formas inclusivas es cada vez más difuso. Y esta complejidad se encuentra en detalles como el uso del masculino de prestigio hasta la actualidad.

Cuerpos no binarios. Con esta ampliación y complejización del tema, nos movemos a hablar de cuerpos no binarios, un elemento que conecta el texto de Bengoechea con el de Borba y Ostermann. Para empezar vemos un video de Mauro Cabral. Paula nos explica que estx activista es un referente en Argentina en la lucha por la despatologización de la comunidad intersex.

Ernesto nos recuerda cómo el concepto de género social nace asociado a los estudios de individuos intersexuales. Tal como lo reseña en su artículo, fue desde el campo de la sexología que John Money acuñó el término para darle un nuevo uso. Paula comenta que, en su Texto Yonki, Paul B. Preciado también habla de la adopción del término género por ese médico y Sebastián nos cuenta que el mismo autor también menciona el tema en Un Apartamento en Urano.

Victoria pone en nuestro espacio el tema de que estas comunidades han traído a la discusión el tema de la diferencia. Para ella, una pregunta vital es si puede haber un universal; es decir, si podríamos estar cambiando un “universal” por otro “universal” y las consecuencias que esto implicaría.

En línea con esta pregunta, Silvia recuerda una discusión propuesta por la bióloga y filósofa mexicana transfeminista Siobhan Guerrero Mc Manus sobre el lenguaje incluyente y cómo siempre habrá identidades que se queden “por fuera” de la representación; también retoma el texto de Bengoechea cuando menciona que las posibilidades de identificación también están limitadas por las opciones que nos da la sociedad -incluyendo las limitaciones por medio del lenguaje- en un determinado contexto. Silvia se pregunta si deberíamos abogar más por la idea de que la –e, antes de pensarse como una forma universal, se siga pensando como una forma incisiva para marcar la diferencia..

En respuesta, Ernesto se pregunta qué es capaz de hacer el lenguaje y cuánto le pedimos que haga, pues al final siempre se excluye a alguien. ¿Cómo diferenciamos entre lo que hace el lenguaje y lo que el lenguaje debe hacer?

Brayan interviene para manifestar su interés en esta diferencia; para él una pregunta es si el “yo” deja de tener sentido en el genérico “nosotrxs”. Natalia responde que es casi imposible pensar en un universal. Yo y nosotrxs son subjetividades, pero lo importante es marcar la diferencia. También la comunidad indígena trans se representa de otra forma. A Natalia no le interesa llegar a un universal, más bien le preocupa cómo esto podría resultar homogenizante.

A Félix, en respuesta a la pregunta de Ernesto, le parece interesante la idea de que debemos tratar de sobrepasar la dicotomía de la idea que tenemos de lo que el lenguaje es y lo que se supone que el lenguaje tiene que ser.

Trans y lenguaje. Nos mudamos al texto de Borba y Ostermann. Para empezar, Ernesto nos recuerda que conocimos a Ostermann en una de nuestras sesiones previas y nos presenta a Rodrigo Borba.

A partir del video, Paula recuerda un libro sobre Lohana Berkins en el cual se ve la relación de cuerpo, género y violencia policial. Ernesto señala que Argentina es uno de los países más avanzados (no solo en América Latina, sino también a nivel internacional) en legislación transinclusiva.

En cuanto al texto, Ernesto señala que mientras Bengoechea habla más de innovaciones, en su texto Borba y Ostermann hablan -más bien- de nuevos usos del sistema de género gramatical ya existente del portugués. Hablan de la polisemia del género gramatical y cómo una persona no se remite a sí misma y a otras siempre con el mismo género. Esto resalta particularmente cuando la persona ha sido socializada en un género con el que no se identifica en su vida adulta, que es el caso de las personas transgénero.

En línea con el texto y pensando en su aplicación, Silvia comenta que el tema de cómo se usa la marca de género es una pregunta relevante en su práctica actual como docente de español como lengua adicional de nivel principiante. Para ella una cuestión vital es nuestro rol glotopolítico docente, pues al enseñar lengua estamos socializando lingüísticamente al estudiantado, y si les obligamos a tomar la -a o la -o, podríamos estar obligándoles a entrar a ese binarismo. La pregunta es cómo ser parte de ese proceso de socialización de una manera reflexiva.

Natalia señala que el binarismo es un asunto muy occidental. Nos recuerda la conversación con Yásnaya y las razones por las que no se autodenomina feminista. Trae a la conversación el tema de la comunidad mapuche en Claudia tocada por la luna, y cómo en la comunidad las personas no binarias tienen un rol especial. Para ella, está el tema de cómo las culturas indígenas se han occidentalizado. No obstante, quiere traer a la conversación cómo en la cosmovisión de otros pueblos el tránsito (la transición) es parte de la cultura.

En este punto, Ernesto nos cuenta cómo se ha ido relacionando o comparando teóricamente la transición en el género gramatical con el bilingüismo. Desde esta mirada se observa el uso del género gramatical pensándolo como un repertorio semiótico rico y complejo. Es interesante como algo que nos pareciera “tan fijo y automático”, como muchas veces pensamos que es el género gramatical, es en realidad una herramienta polisémica.

A Lidia le parece muy interesante este texto que utiliza el análisis de la conversación para estudiar diálogos entre las entrevistadas, autoidentificadas como travestis, y las investigadoras, que son personas cisgénero. Se pregunta cómo sería la conversación sin las investigadoras presentes. Le llama la atención la idea de que siempre aparecen formas nuevas y luego son adoptadas por otros grupos. Para ella sería interesante poder ver cómo empieza, es decir, la génesis de los fenómenos. En respuesta a Lidia, Ernesto apunta que este es el reto de la investigación participante, que no es posible determinar hasta qué punto una investigadora influencia el habla de las participantes.

A Paula también le llamó la atención el binarismo en este texto. Particularmente, le interesa relacionarlo con la idea de agentividad en Bengoechea: ¿cuál es el rol de la agentividad y cómo entran en la discusión los momentos de identificación? Es decir, hasta qué punto son conscientes lxs hablantes de su comportamiento verbal.

Para Ernesto es llamativo que Borba y Ostermman se concentran en un nivel micro, mientras Bengoechea ve los fenómenos que estudia en un nivel macro.

Lidia señala que los conceptos de heteroglosia y polifonía podrían resultar muy interesantes en contextos como los recogidos por Borba y Ostermann. En esta línea se pregunta cómo estos conceptos podrían iluminarnos cuando más bien se trate de cómo hablan la familia u otras personas a través del discurso de las travestis, es decir, cómo traen a la conversación las voces de otrxs. En esta línea de pensamientos, Paula se pregunta si los sujetos pueden estar hablados por el discurso. Es decir, si existe una dicotomía entre ser hablante vs ser habladx por el discurso, en línea con la propuesta de Bengoechea.

Ernesto recuerda que uno de los usos de masculino que observan las autoras es al hablar de la infancia o el tiempo previo a la transición. Las travestis fueron originalmente socializadas como hombres. Le parece que la pregunta de Paula puede resultar muy útil si tenemos esto en cuenta.

Mili señala que, en su experiencia con mujeres trans, ellas se refieren a sí mismas a veces en masculino pero otras veces en femenino. Se pregunta por la socialización lingüística que recibimos. Le parece que pesa haber sido socializadas en masculino genérico. Para Mili esto se observa también en los grupos de mujeres cis, porque muchas veces utilizan para sí el masculino genérico.

Félix se pregunta cómo será el uso del género gramatical entre hombres trans. Recomienda Las Malas, de Camile Sosa. Ernesto responde a esta pregunta señalando que en las sesiones siguientes leeremos precisamente un artículo sobre un hombre transgénero .

Recuperando algunas de las cuestiones que han surgido en el diálogo, Victoria señala que reivindicar el fragmento (pensando en identidades específicas) no tiene que eliminar el todo. Este será un elemento a mantener en mente en las próximas sesiones.

Silvia agradece todas las ideas que han sido traídas a la conversación. Paula, por su parte, comenta que le parece interesante cómo en paralelo a la discusión de los temas en este espacio siempre vamos hablando de nuestros trabajos propios y vamos alimentándolos.

Ernesto nos comenta algunas ideas del grupo para 2021. También hablamos brevemente de las próximas sesiones. La discusión, lejos de terminarse, queda abierta y nos llevamos preguntas para continuar la conversación.

preguntas de Lidia y Victoria

Presentes. Lidia Becker. Cecilia Manzione. Natalia Villaroel. Paula Salerno. Mili Palacios R. Victoria Furtado. Sebastián Díaz. Brayan Montaña. Norma Loto. Félix González. Ernesto Cuba. Silvia Rivera Alfaro.

Lecturas:

Bengoechea, Mercedes. (2015). Cuerpos Hablados, Cuerpos Negados y el Fascinante Devenir del Género Gramatical. Bulletin of Hispanic Studies 92(1),1-23.

Borba, Rodrigo & Ostermann, Ana Cristina. (2007). Do Bodies Matter? TravestisEmbodiment of (Trans)Gender Identity through the Manipulation of the Brazilian Portuguese Grammatical Gender System. Gender and Language 1(1),131-147.

Otras recomendaciones

Entrevista a Mariel Acosta sobre diversas marcas de género no binario en zines anarquistas.

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Silvia es estudiante del doctorado en Latin American, Iberian and Latino Cultures en The Graduate Center (CUNY). Cursó el certificado en Interactive Technology and Pedagogy en la misma institución. Tiene una Maestría en Lingüística y un Bachillerato en Filología Española, ambos por la Universidad de Costa Rica. También se dedica a la narrativa visual y la ilustración.

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