Sesión 8. Lenguaje inclusivo, higiene verbal y lo políticamente correcto

Empezamos la conversación historizando. En esta sección nos planteamos la lectura del primer capítulo de Verbal Hygiene, de Deborah Cameron, y un artículo sobre lo políticamente correcto de Norman Fairclough. Es la primera sesión que nos enfocamos en dos textos producidos en el norte global, por eso Ernesto pone en la mesa el tema de la crítica feminista del lenguaje haciendo un resumen de su inicio y desarrollo.

En esta línea, Silvia añade que desde indisciplinadxs hemos hecho el ejercicio de posicionarnos en el sur global como partida, pero consideramos necesario reconocer la existencia del norte global. Para ello, empezamos con lecturas que podrían entenderse como marginales», por su lugar de producción. Así, empezamos leyendo a Yadira Calvo, quien -aunque publicada en Barcelona, escribe desde Centroamérica, la región más desigual del continente.

Así, con los pies en nuestro proceso colectivo, Ernesto retoma y presenta algunos de los textos más relevantes de la crítica feminista del lenguaje en inglés. Para eso parte del activismo lingüístico feminista y sitúa Words and Women (1977), de Casey Miller y Kate Swift, como el primero libro de la temática.

Luego, plantea una división sobre lenguaje, género y diversidad en tres momentos, cuya aparición -si bien es cronológica- no implica que el enfoque anterior desaparezca cuando aparece una nueva perspectiva.

Así, empezamos con la perspectiva de dominio o déficit. De este grupo, tenemos la obra Language and Woman’s Place, de Robin Lakoff (1975, 2004) como obra hegemónica, al punto que hasta el presente es utilizada en espacios como terapia de lenguaje para personas trans.

La segunda perspectiva es la diferencia. En ella llama particularmente la atención el texto de Deborah Tannen, You Just don’t Understand», por ser quizá el libro de sociolingüística más vendido a un público no especializado. El libro parte de la pregunta «¿por qué no se entienden hombres y mujeres?», y a partir de ella naturaliza las supuestas diferencias por sexo.

A Tannen, se le critica por el determinismo de su obra y por apolitizar la discusión sobre lenguaje y género al decir que las diferencias «se deben a la feminidad». Dichas críticas se materializan en el trabajo de Deborah Cameron, The Myth of Mars and Venus (2008), que se pregunta si realmente hablan distinto los hombres y las mujeres.

La tercera perspectiva es la de diversidad y performance. Un libro representativo de esta perspectiva es Queerly Phrased (1997), de Anna Livia y Kira Hall, que trata sobre identidades de género y sexuales. Un punto importante es que Hall será la primera lingüista trans en una universidad.

La discusión. Empezamos centrándonos en Verbal Hygiene, partiendo por conocer un poco más a su autora; Cameron es una de las figuras más importantes en la lingüística feminista en inglés, con obras como Feminism and Linguistic Theory (1992, 2da. ed.) y The Feminist Critique of Language: A Reader (1998, 2da. ed.), de la cual es editora, y sus publicaciones en su blog personal. Su artículo más citado es «Performing Gender Identity: Young Men’s Talk and the. Construction of Heterosexual. Masculinity» (1997). En este trabajo, la autora operacionaliza el concepto de performatividad (de Judith Buttler) para la lingüística por medio del análisis de la conversación. En el análisis de Cameron, se evidencia que perspectivas como las de Tannen no dan cuenta de la relación de género y lenguaje. (Habíamos leído sobre este artículo en el trabajo de Ernesto que comentamos en la primera sesión de indisciplinadxs).

En la sección de opiniones sobre los textos, Paula habla de la complejidad de ambos textos. Comenzamos la discusión con una propuesta suya en slack:

Particularmente, nos dice Paula, le llama la atención la relación entre el estilo, concepto en el cual se centra Cameron, y el discurso, sobre el cual trabaja Fairclough. Le interesa cómo se podría tratar el lenguaje inclusivo desde la perspectiva de estudios del discurso.

Victoria concuerda en que es muy interesante la pregunta por el análisis del discurso y el lenguaje inclusivo. Para ella, la acción política trae preguntas por cómo avanza la dimensión discursiva en el tema de lenguaje y género.

En esta línea, Silvia se pregunta por la dificultad de acercarse al análisis del discurso por las distintas formas de entender discurso. Para ella, existen perspectivas dentro del análisis del discurso que responden al ideologema de la lengua aislada de la realidad social, del que habíamos hablado con Lidia, leyendo su trabajo. En esta línea recomienda un texto de José del Valle sobre glotopolítica y normatividad.

Retomamos el texto de Cameron, que habla de descripción/prescripción. A la luz de Verbal Hygiene Ernesto habla de cómo nuestro trabajo como lingüistas no es neutral; dice que la primera lectura es como «un trago amargo» si fuimos disciplinadxs en la línea de la supuesta objetividad de la lingüística descriptiva, pues Cameron critica el binarismo prescriptivo/descriptivo.

Para Lidia, «es increíble lo conservadora que es la lingüística». Justo para ejemplificar esta idea, Ernesto cuenta la anécdota de una carta escrita por profesores de Harvard defendiendo el masculino genérico en inglés y también de un congreso de hispanistas donde se trató de realizar una votación para definir si se prefería decir «español de Estados Unidos» o «español en Estados Unidos. Silvia también nos cuenta de un trabajo suyo (en curso) en el que ha visto cómo la prescripción/descripción de la RAE en el tema de lenguaje y género se da en función de la normatividad.

Materializando la lectura. Para continuar con nuestra conversación partimos de un ejemplo de Argentina que conecta con el tema de normatividad, higiene verbal y lo políticamente correcto. Se trata de una noticia de 2018 en la cual se tematiza el lenguaje inclusivo de género.

Paula nos cuenta que es la cobertura de la toma de un colegio en Buenos Aires como forma de apoyo a la movilización feminista por la legalización del aborto. Nos enfocamos en solo un fragmento del video (1’55 a 4’18).

Para comentar este evento glotopolítico, Ernesto empieza por preguntar a Victoria y Verónica cómo fue recibido al otro lado del río de La Plata. Verónica nos dice que al momento de esta emisión ella no estaba en Uruguay, sino en Argentina; nos cuenta que este periodista es muy conocido por ser reaccionario siempre actuando contra los movimientos sociales, lo cual se ve en este caso cuando pelea mano a mano con una estudiante.

Victoria dice que este video circuló muchísimo. Además, habla de la importancia del contexto, pues en Uruguay en ese momento se habían tomado varios colegios para manifestarse (por un tema de índole económica) y se había hecho famoso ya el debate sobre lenguaje y género, prque les estudiantes de secundaria usaban la -e como marca. La discusión de Argentina fue como ponerle más leña al fuego; dice Victoria «la intervención del periodista es tan terrible que la gente se vincula con la estudiante».

Con respecto a los usos políticos, menciona la opción de que se refiriera a «los diputados» del grupo hegemónico, mientras «les diputades» podría servir para referirse a aquelles que están de acuerdo con los derechos de las mujeres; podría funcionar como vocativo para interpelarles, decimos. En esta línea, cita la respuesta (en la imagen) de Susy Shock, en la discusión sobre un texto suyo en el cual ella prefiere utilizar «y que los otros sean lo normal».

Ernesto añade que los usos de masculino genérico con denotación negativa aparecen también en zines anarquistas. Al respecto recomienda una entrevista a Mariel Acosta, quien hizo su tesis de grado con el tema de los morfemas de género inclusivo (@, x y otras opciones) en publicaciones anarquistas.

Agregando en esta línea, de que no debería cerrarse a «cuál es la opción obligatoria», Paula pone de ejemplo un grupo de whatsapp con 16 mujeres y 1 hombre, donde el uso de «chiques» solo para incluir al hombre le lleva a preguntarse: ¿por qué aún ahí no usar el femenino ni siquiera? Un tema que sobresale -dice- es la importancia dada al masculino.

Paula nos vuelve a llevar al evento glotopolítico que analizamos. Nos cuenta que lo importante de la situación es que el periodista mediatiza el tema y lo (re)dimensiona como fenómeno social: «mucha gente que no conocía el lenguaje inclusivo se dio cuenta de su existencia». De hecho, nos cuenta que luego Beatriz Sarlo retoma el video como argumento en contra el lenguaje inclusivo, diciendo que se trata de una imposición elitista porque -nos dice Paula- la estudiante representa uno de los colegios de Buenos Aires en los que se hace más difícil ingresar. La discusión sigue teniendo la dimensión pública hasta el presente, como lo evidencia un libro reciente, del cual da cuenta el tercer anuario de Glotopolítica.

En la misma dirección, dice Mariana Málaga, en Perú quienes critican el lenguaje inclusivo lo asocian con la idea de feminazi, buscando estigmatizar su uso. Ernesto pregunta por el caso de Costa Rica; particularmente, le interesa saber si en el país existe una discusión pública sobre el lenguaje inclusivo tan fuerte como la de Uruguay y Argentina.

Silvia nos dice que desde su perspectiva, en Costa Rica hay una institucionalización muy avanzada del lenguaje inclusivo, especialmente en ámbitos administrativos como vimos en el caso de la Universidad de Costa Rica. Señala que, en 2016, lxs docentes del comité que evalúo su anteproyecto de tesis contaron anécdotas acerca de cómo fue cambiando la señalética en la institución de «director» a «dirección».

También se pregunta por el cambio en un ámbito más amplio. Cuenta la anécdota de un lingüista, Alberto Barahona, que observó en una primera comunión -en Costa Rica- al sacerdote decir «ahora los niños pueden retirarse» y que las niñas se quedaran adentro por no sentirse incluidas; es decir, que existe la posibilidad de que vaya más allá de lo institucional.

Otros ejemplos son del paisaje lingüístico. Silvia cuenta de un letrero en la entrada de una tienda para adultxs en el cual se incluía «fiesta de despedida de soltera(o)». Lara nos cuenta de cómo cada vez encuentra más -e y -x en los anuncios que se pegan en la calle, uno de ellos decía «clases de ballet para niñes». También nos dice que va notando cambio en los usos en redes sociales.

Verónica dice que en Uruguay sí hay discusión pública que incluye cómo se usa en distintos ámbitos. Pone de ejemplo, el uso de lenguaje inclusivo en escuelas, particularmente en una canción del jardín de infantes sobre jugar juntes. A partir del hecho se dio una discusión en torno a la libertad de cátedra. Así Verónica señala que a nivel institucional hay debate, y en el ámbito social es interesante el cambio. Se pregunta, interpelando a Victoria, si será que se usa menos o si estará más naturalizado.

Victoria dice que no sabría qué responder al respecto, pero sí señala que en Uruguay también circula el argumento de Sarlo, es decir, la idea de que es un grupo hegemónico que quiere imponerse. Sin embargo, añade, «no existen estudios sociolingüísticos que evidencien esto». Este es un punto importante para nosotrxs, pues los ejemplos que vamos mencionando en la conversación van en la otra dirección.

De hecho, Lara nos comenta que Inti, su sobrino de 16 años, nos quiere compartir una canción  del rapero chileno Chystemc, en la que trata el tema de la masculinidad mientras utiliza repetidamente el morfema -e. El video de YouTube se estrenó el 07 de agosto de 2020, y al 13 de setiembre tiene 2,461,213 vistas. También se puede encontrar en rap feminista de 2014, como en «Este cuerpo es mío» de Las Krudas Cubensi, donde simultáneamente aparece «nosotres» y «nosotras».

El uso de marcas diversas, dice Paula, también podría entenderse como un «me asocio pero a la vez no». Particularmente, comenta el uso iconográfico que hizo «el frente de todos» de un sol en lugar de una «o» en la campaña política argentina de 2019. Esa iconografía es precisamente la que apareció en las boletas electorales.

Ernesto comenta sobre los retos y dificultades de escribir una guía de lenguaje inclusivo de género, como fue su caso al ser comisionado con la guía de Perú. Particularmente -comenta- como lingüista fue difícil ser normativista por el ruido que causaba dentro de la tradición «objetiva» en la que fue educado.

En este punto, Silvia retoma la pregunta de Cecilia, de la sesión anterior del círculo, sobre la inclusión de lo políticamente correcto en su discusión de la política lingüística de la Universidad de Costa Rica. Ernesto le pregunta si ella se acercó a las 18 guías universitarias de lenguaje inclusivo de género que analizó pensándolas como la posible imposición de un grupo hegemónico. Silvia comenta que fue gracias a Elvira Narvaja de Arnoux, durante una pasantía en Buenos Aires, que apareció el tema de las guías como la posible imposición prescriptiva de un grupo desde «lo políticamente correcto», pues Elvira le cuestionó la posibilidad de que su trabajo se viera como asociado a dicho grupo. 

Esta posibilidad la hizo profundizar sus preguntas sobre su lugar político como lingüista, pues estaba produciendo su tesis de maestría desde el lugar de la incomodidad -en el sentido propuesto por José-: era como si incluso hubiera únicamente dos lados posibles, o asociarse con la posición la RAE o asociarse con un grupo tratando de prescribir. Por eso -dice- surgieron preguntas que atravesaron su experiencia, particularmente con respecto a su lugar como glotofeminista.

Silvia le pregunta a Lidia cómo podríamos asociar lo políticamente correcto con los ideologemas que ella estudia. Para Lidia, sería interesante ver cómo cambió esa idea de «lo políticamente correcto». Considera que quizá al inicio no se veía lo políticamente correcto como negativo, pero se fue articulando así mientras se creaba la imagen de la supuesta radicalidad frente al supuesto sentido común: cambios que se aceptan frente a los que no se aceptan, que serían los que nos interesan a nosotras.

Una pregunta sería, entonces, cómo se da la posible instrumentalización de «lo políticamente correcto». Con este tema pasamos al texto de Fairclough, Ernesto señala que para él es interesante cómo el autor critica a las derechas y las izquierdas. Sobre las izquierdas, particularmente le llama la atención la crítica a que sean «un lugar fácil al cual señalar». Lidia afirma que aquí se observa el problema de la pésima educación lingüística que tenemos. Como ejemplo, nos cuenta de los ideologemas y elementos que dan por supuestos en la información que recibe por medio de la escuela su hijo de 10 años.

La reflexión sobre lo supuestamente políticamente correcto queda abierta para próximas sesiones. La próxima vez que nos veamos tendremos la suerte de incorporar la voz de Yásnaya Aguilar a nuestra conversación.

Presentes. Lidia Becker. Paula Salerno. Ernesto Cuba. Verónica Viera. Mariana Fávila. Carolina Chaves. Lara Solórzano Damasceno. Victoria Furtado. Mariana Málaga. Silvia Rivera Alfaro.

La sesión termina, pero no la conversación. Así, Lidia nos comparte sobre un texto de Trotski:  

Comentario de Lidia en slack sobre Trotski

También, para quienes quieran profundizar en el tema de la higiene verbal, rescatamos las referencias citadas por Cameron en el capítulo que discutimos: 

  1. Baker, G. and Hacker, P. (1984) Language, Sense and Nonsense, Oxford: Blackwell.
  2. Baron, D. (1980) Grammar and Good Taste, New Haven: Yale University Press.
  3. Billig, M. (1991) Ideology and Opinions, London: Sage.
  4. Bodine, A. (1990) ‘Androcentrism in prescriptive grammar’, in The Feminist Critique of Language, ed. D. Cameron, London: Routledge.
  5. Butler, J. (1990) Gender Trouble: Feminism and the Subversion of Identity, New York: Routledge.
  6. Cheshire, J. (1984) ‘The relationship of language and sex in English’, in Applied Sociolinguistics, ed. P. Trudgill, Oxford: Oxford University Press.
  7. Coates, J. (ed.) (1985) Language and Sex, Committee for Linguistics in Education (CLIE) Booklets.
  8. Crowley, T. (1989) The Politics of Discourse, London: Macmillan.
  9. Fairclough, N. (1992) ‘Introduction’, Critical Language Awareness, ed. N. Fairclough, London: Longman.
  10. Fromkin, V. and Rodman, R. (1983) An Introduction To Language (3rd edn), New York: Holt Rinehart Winston.
  11. Hall, R. (1960) Linguistics and Your Language (2nd revised edn of Leave Your Language Alone), Garden City, NJ: Anchor.
  12. Harris, R. (1980) The Language Makers, London: Duckworth.
  13. Harris, R. (1981) The Language Myth, London: Duckworth.
  14. Harris. R. (1987) The Language Machine, London: Duckworth.
  15. Joseph, J. (1987) Eloquence and Power: the Rise of Language Standards and Standard Languages, London: Frances Pinter.
  16. Kanfer, S. (1972) ‘Sispeak: a misguided attempt to change herstory’, Time, 23 October.
  17. Lakoff, R. (1990) Talking Power: The Politics of Language, New York: Basic Books.
  18. Marenbon, J. (1987) English Our English: The New Orthodoxy Examined, London: Centre for Policy Studies.
  19. Miller, C. and Swift, K. (1976) Words and Women: New Language in New Times, Harmondsworth: Penguin Books.
  20. Milroy, J. (1992) Language Variation and Change, Oxford: Blackwell.
  21. Milroy, J. and Milroy, L. (1985) Authority in Language, Oxford: Blackwell.
  22. Neustupny. 1993. [Conference]
  23. Nunberg, G. (1990) ‘What the usage panel thinks’, in Ricks and Michaels.
  24. Quirk, R., Greenbaum, S., Leech, G, and Svartvik, J. (1985) A Comprehensive Grammar of English, London: Longman.
  25. Ricks, C. and Michaels, L. (eds) (1990) The State of the Language, London: Faber.
  26. Taylor, T. (1990) ‘Who’s to be master? The institutionalization of authority in the science of language’, in Joseph and Taylor.
  27. Trahern, J.B. Jr. (ed.) (1988) Standardizing English: Essays in the History of Language Change, Knoxville, Tenn: University of Tennessee Press.
  28. Trudgill, P.  (1978) ‘Sociolinguistics and sociolinguistics’, in Sociolinguistic Patterns in British English, P. Trudgill (ed.), London: Edward Arnold.
  29. Wittgenstein, L. (1953) Philosophical Investigations, trans, and ed. G.E.M. Anscombe, Oxford: Blackwell.

Otras referencias son bienvenidas en los comentarios. 

Autorxs

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Silvia es estudiante del doctorado en Latin American, Iberian and Latino Cultures en The Graduate Center (CUNY). Cursó el certificado en Interactive Technology and Pedagogy en la misma institución. Tiene una Maestría en Lingüística y un Bachillerato en Filología Española, ambos por la Universidad de Costa Rica. También se dedica a la narrativa visual y la ilustración.